Releer/desmitificar a Camus
«La presente obra despliega la tela de fondo que, por sí sola, permite hacer inteligibles las estrategias literarias e ideológicas de Camus -por muy atroces que puedan ser. Porque tales prohíben hacer de él un icono vagamente liberal y humanista, liberándolas de las manipulaciones del establisment político permitiéndonos medir en su complejidad la verdadera originalidad de una obra histórica amenazada por una propaganda apolítica puesta al servicio de una tentación antipolítica más inaceptable todavía» Fredric Jameson
La verdad es que hace tiempo ya que leí, justo cuando se publicó el año pasado en setiembre, un libro que me incomodó, por lo que no me lancé a hablar de él: el libro en cuestión, editado por La Fabrique, es de Olivier Gloag, «Oublier Camus», con prefacio de Fredric Jameson.
Antes de nada quisiera dejar constancia, con perdón, de algunos asuntos que son el motivo de mi incomodidad y mis reticencias a entrar al trapo. En primer lugar, diré que he dedicado diferentes lecturas, y escrituras, de obras del escritor franco-argelino: por una parte, he escrito reseñas de libros suyos y sobre él, además de proponer la lectura de El mito de Sísifo y El hombre rebelde en una tertulia literaria que dirigí hace algún tiempo; en aquella tanda centrada en el nihilismo. En segundo lugar, quisiera señalar, nada nuevo, que referirse a Camus parece que lleva consigo referirse a Sartre, es más se suele establecer una especie de selección / competición entre uno y el otro, cayendo no pocas veces en ciertos esquematismos apresurados y simplificadores: el uno, libertario y humnista, el otro un compañero de viaje del PCF y luego del maoísmo, y otras yerbas violentas y autoritarias, jardín en el que no entraré. Si lo que digo es habitual de Pirineos arriba y no tan arriba, quisiera traer a colación un par de botones de muestra que confirman lo que digo: en una conferencia sobre Camus que pronuncié en Bilbao invitado por la CNT, a la hora de las preguntas, el debate o como se quiera llamar fue copado por el tema de Sartre saliendo éste una y otra vez; facilitando los materiales que preparé para tal acto a un ser cercano puesto en esos temas y en otros, dejémoslo ahí, me dijo que le había parecido muy bien la exposición pero que echaba en falta que no mentase para nada a Jean-Paul Sartre. Así pues parece imposible hablar del primero sin hacerlo del segundo, no sé si viceversa, aunque creo que también como luego expondré. En respuesta a los asistentes al acto de Bilbao, que se celebró coincidiendo con el aniversario de la revolución asturiana de 1934, y la obra de teatro que el Nobel de literatura de 1957 escribió sobre aquellos hechos, Rebelión en Asturias, respondí a las preguntas indicando que en algunos aspectos me resultaba más justa la postura de Sartre que la de Camus, me refería en concreto a sus respectivas posturas con respecto a la guerra de Argelia, lo mismo contesté, extensamente, al amigo que he nombrado…lo dicho, más o menos, ya había quedado escrito en algún comentario de un libro elogioso, hasta la hagiografía, de Michel Onfray sobre Camus: L´ordre libertaire:la vie philosophique de Albert Camus, publicado en 2012; ideas que más de una vez he manifestado por escrito e igualmente de manera oral y que sin entrar en mayores, expongo de manera simplificada:
La postura de Camus me parecía un tanto angelical y escorada, es decir, en mi opinión su llamamiento a dejar las armas, pidiendo una tregua civil, cuando éstas ya se habían puesto en sangrienta marcha, resultaba un mero canto al sol, añádase que sus condenas se dirigían de manera especial al FLN y al terrorismo empleado por ellos, así consideraba el la lucha de los mujahidines, añadiendo unas escuetas palabras sobre el colonialismo y sus tropelías. Más coherente y justa, en lo que hace al anti-colonialismo, fue la postura de Sartre et famille, en la que hubo algún porteur de valisses…En este orden de cosas resultan de interés las posturas expuestas por Jea-François Lyotard, -profesor, entre 1950 y 1952, de la argelina universidad de Constantina-, militante de Socialisme ou Barbarie, que a la sazón escribía sobre La guerre des algériens, 1956-1963, al decir que a pesar de que podía temerse que aquello acabaría en un gobierno burocrático-militar lo propio era apoyar la lucha del pueblo argelino contra el colonialismo francés.*
Estas aclaraciones eran completadas con algunas referencias a las novelas de Camus en la que se veía o la ausencia de los árabes o su presencia, encarnada en protagonistas que, desde luego, no mostraban actitudes ejemplares; siendo siempre seres anónimos, sin mayor relieve humano.
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