La realidad supera, en ocasiones, con creces a cualquier ficción por truculenta que ésta sea. Élisabeth Filhol (Mende, 1965) alimenta sus novelas de realidades extremas en las que la tensión domina, lo que puesto en la página contagia al lector. Si antes habló de una isla sumergida, Doggerland*, y los problemas que una potente depresión atmosférica, bautizada con el nombre de Xaver, provocaba en los protagonistas de la novela, ahora se publica su «La Central», editaba por Anagrama como la anterior.

Si la palabra trabajo proviene de un aparato de tortura romano, tripalium, hay trabajos que sin lugar a dudas se realizan al borde continuo del infierno, de la contaminación, de la radiación, de la enfermedad y la muerte. La escritora nos lleva al trabajo de las centrales nuclear, es de los cincuenta y nueve reactores, correspondientes a las 19 centrales, que hay en Francia, y da al protagonista a Yann la voz narradora; a pesar del singular que se lee en el título de portada, los empleados han de viajar de un lado para otro, en el Hexágono (Chinon, Blayais, el río Loira o por la Gironde) y también a países limítrofes: Los trabajadores de mantenimiento y limpieza, en especial cuando alguna de las centrales entra en fase de revisión, son subcontratados y su trabajo es nómada ya que son enviados de un lugar a otro para realizar tales tareas. Los contratados, para tales menesteres encargados, por CNPE (Centre Nucléaire de Production d´Éléctricité)son entre treinta y cinco mil y cuarenta mil empleados como digo subcontratados. Dichos trabajadores son seleccionados con ensayos sobre maquetas de tamaño real que reproducen las centrales, siendo sometidos a pruebas estrictas, de las que muchos no salen airosos, al ser considerados inaptos o DATR, Directamente Afectado por Trabajar bajo Radiación. La inseguridad y el miedo es continuo, y las pruebas también, con el fin de detectar el grado de contaminación o radiación de quienes se dedican a tales labores de mantenimiento y limpieza. El trabajo, no hace falta, decirlo es de un gran riesgo, a lo que se ha de añadir el desasosiego que provoca en el personal tanto por su salud como por la prueba que puede suponer que, según el resultado, uno se quede sin trabajo. He nombrado con anterioridad el carácter nómada de tal trabajo, y así vemos al protagonista compartiendo una autocaravana con un amigo veterano, Jean-Yves, en tales lides, habiendo trabado estrecha amistad con alguno, Loïc, que tras verse afectado por las radiaciones se había dado el........

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