No es el pueblo quien salva al pueblo
Allí estuvieron los reyes de España, quizá sin quererlo, alimentando la idea nefasta que se apodera del mundo en este tiempo de neofascismo rampante: las instituciones representativas no son capaces de responder a las necesidades ciudadanas. Y hay que recurrir a las que no lo son: a los jueces, a los militares, a los reyes, a los valientes voluntarios autogestionados, a los medios de comunicación (que curiosa “coincidencia” esa entrevista improvisada de Carlos Alsina con la reina que diluyó el cordón de seguridad durante algunos segundos…). “El pueblo salva al pueblo” en ausencia de los políticos paniaguados y perezosos. El pueblo es virtuoso y la política vil, por definición.
El Partido Popular, preso de su lucha electoral agónica con la ultraderecha, se presta con gusto al frenesí antipolítico: lo que falló no fue Carlos Mazón, según su propio testimonio, sino “el sistema”. Feijóo y los suyos llevan sin pudor el cuestionamiento hasta Bruselas para cobrarse la pieza de Teresa Ribera, igualando falaz y maliciosamente sus........
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