La frase que da título a este artículo la popularizó hace ya unos cuantos años el conocido humorista que acaba de fichar por Alfonso Fernández Mañueco para concienciar a los jóvenes de Castilla y León del uso abusivo de los dispositivos digitales. José Mota -no sé yo si será la celebridad más eficaz para convencer a los jóvenes actuales de algo...- creó un entrañable personaje que, en cuanto te descuidabas, comenzaba a contarte sus hazañas bélicas arrancando con su famoso «dices tú de mili...».

Muchos cumplimos el servicio militar, incluido nuestro presidente del Gobierno, para quien, cómo no, fue «una perdida de tiempo». Hablar de él en estos momentos nos suena casi tan lejano como esas palabras con las que comenzaba sus pláticas el actor que interpretaba a aquel pesado anciano.

Sin embargo, los tambores de guerra en Ucrania y la posible extensión de la invasión están poniendo sobre el tapete europeo la posibilidad del regreso del reclutamiento obligatorio. Suecia, Noruega, Lituania, Letonia, Dinamarca, Grecia, Francia, Turquía, Finlandia, Austria y Estonia todavía lo mantienen. Alemania, que lo suprimió hace poco más de una década, se está replanteando su vuelta. Y aquí, la ministra de Defensa, Margarita Robles, lo ha desechado categóricamente, a pesar de que días antes nos metió el miedo en el cuerpo diciendo que los españoles no somos conscientes de la «amenaza total y absoluta que supone Rusia».

Todavía recuerdo con angustia las declaraciones de una mujer ucraniana a una emisora de radio española nada más superar los tanques rusos la frontera de su país. Aseguraba que no podía comprender cómo una tarde estaba tomándose tranquilamente una cerveza al salir del trabajo y al día siguiente corría a refugiarse a un búnker porque llovían bombas enviadas por Vladimir Putin. Pocos ciudadanos de a pie podían sospechar que iban a vivir un ataque así.

Ayer mismo el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, mostró su preocupación por unas maniobras navales que Marruecos inició el pasado viernes a poco más de cien kilómetros de las islas y que piensan alargarse durante los próximos tres meses. Aunque el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha intentado tranquilizarlo, el temor está ahí. Porque en este mundo loco y cambiante, las hecatombes suceden cuando uno menos se lo espera.

Mucho tendrían que cambiar las cosas para que el servicio militar obligatorio regresara a España. Hay que recordar que fue José María Aznar quien lo suprimió en 2001 por exigencia de Jordi Pujol en el famoso Pacto del Majestic.

Lógico. Si de algo servía la mili era para unir (a veces en el sufrimiento) a personas de todas las clases sociales y de todos los puntos de España. Así, jóvenes catalanes y vascos podían descubrir que había paraísos más allá de sus fronteras. Que se podía vivir muy bien en Andalucía, Galicia o Castilla y León. Que se respiraba libertad cuando salían de los muros del cuartel. Y es que el nacionalismo se cura viajando.

La mili fue para muchos «un año perdido»; para otros, su primer contacto con las drogas blandas; para algunos jóvenes que no habían salido de su pueblo, su mayor aventura; para alguno, -doy fe- la oportunidad de aprender a leer y escribir; para la mayoría, la forja de amistades inquebrantables que duran toda la vida.

Sé que con este Gobierno, cogido con alfileres independentistas, sería imposible plantearse el retorno de la mili. Llámenme catastrofista, pero rezo para que la situación internacional no nos de una sorpresa rusa o marroquí y tengan que abrirse de urgencia las puertas de los cuarteles de Matacán y de Torres Villarroel.

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Dices tú de mili

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02.04.2024

La frase que da título a este artículo la popularizó hace ya unos cuantos años el conocido humorista que acaba de fichar por Alfonso Fernández Mañueco para concienciar a los jóvenes de Castilla y León del uso abusivo de los dispositivos digitales. José Mota -no sé yo si será la celebridad más eficaz para convencer a los jóvenes actuales de algo...- creó un entrañable personaje que, en cuanto te descuidabas, comenzaba a contarte sus hazañas bélicas arrancando con su famoso «dices tú de mili...».

Muchos cumplimos el servicio militar, incluido nuestro presidente del Gobierno, para quien, cómo no, fue «una perdida de tiempo». Hablar de él en estos momentos nos suena casi tan lejano como esas palabras con las que comenzaba sus pláticas el actor que interpretaba a aquel pesado anciano.

Sin embargo, los tambores de guerra en Ucrania y la posible extensión de la invasión están poniendo sobre el........

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