Debe de ser este veranillo que a todos nos tiene trastocados en enero. Debe de ser la cercanía de la votación para sacar adelante la infame ley de amnistía. Debe de ser que el tipo es así y ya está. El caso es que nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se despachó contra todo el que no piensa como él en una entrevista concedida a un periódico catalán. Y metió a todos los disidentes en lo que denominó como «fachosfera».
El término no es suyo, por supuesto. De un tiempo a esta parte lo ha utilizado mucho Pablo Iglesias -¿se acuerdan del «Coletas»?- en su pseudo medio de comunicación. Algunos tertulianos radiofónicos aseguran que viene importado de EEUU y otros plumillas afirman que fueron dos investigadores franceses los que acuñaron hace siete años este «palabro» para referirse a la nebulosa de youtubers, tiktokers y blogueros de la ultraderecha.
El «presi», por su parte, lo hace extensivo a todo aquel que no comparte todas las tropelías que está protagonizando en esta legislatura. Es decir, yo también pertenezco a la «fachosfera». No obstante, le aseguro que no es mi intención ni polarizar, ni insultar, ni generar una desconfianza con un fin claro, ni derrocar al Gobierno -¡qué arrogancia!-. Pero permítame que al menos discrepe de su forma de proteger a sus socios delincuentes, de su manera de atacar al poder judicial, de sus políticas injustas que discriminan a unas regiones -la mía, ¡qué casualidad!- sobre otras.
Él sabe perfectamente que se está saltando a la torera el Estado de derecho con el único objetivo de perpetuarse en el poder. Por eso, justo en vísperas de la aprobación de la remendada y circunstancial proposición de Ley de Amnistía ha enviado a sus más fieles a provincias para glosar las bondades que su Gobierno está repartiendo en forma de euros. Así, el viernes pasado nos almorzamos una rueda de prensa en la que la procuradora regional socialista Rosa Rubio sacó a pasear el botafumeiro sanchista. La política salmantina vino a destacar que el Gobierno ha destinado cerca de 3,8 millones de euros para acometer obras de mejora en trece centros de salud de la provincia. La pasta forma parte de un plan nacional por que el se van a distribuir 579 millones por todo el país. No solo por Cataluña, le faltó decir.
Los argumentos que empleó para ensalzar la labor de su jefe supremo en este asunto fueron de divertidos a pueriles. «No son dineros procecentes de fondos europeos, sino íntegramente dinero de España», apuntó. «Que tenga que venir Sánchez con la chequera para cubrir las carencias de los centros sanitarios salmantinos...», suspiró después. En fin, un dossier preparado en Ferraz para demostrar a la ciudadanía que Pedro Sánchez y no otro es quien se preocupa del pueblo. Que lo de la amnistía, que lo de dar a Puigdemont cuanto pida, que hablar de discriminación de unas regiones con respecto a otras son cosas que se inventa la «fachosfera».
Y así, anestesiados, deambulan muchos militantes socialistas que en privado reconocen que el presidente ha cruzado ya demasiadas líneas rojas y en público callan o cacarean sin rubor el argumentario que se envía desde Madrid para que nadie se salga del redil. Y así, narcotizados, protagonizan ruedas de prensa y mítines en los que ninguno se desvía del carril marcado por Sánchez y, si lo hace, tan solo es de boquiqui. Y así, adormecidos, este martes los diputados socialistas estrenarán en el Congreso el nuevo sistema de votación con pantallas táctiles con el que se va a culminar la infamia. Y así, apesebrados, se quedarán en la «sumisosfera», un agradable lugar en el que de momento viven muy bien.
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30.01.2024
Debe de ser este veranillo que a todos nos tiene trastocados en enero. Debe de ser la cercanía de la votación para sacar adelante la infame ley de amnistía. Debe de ser que el tipo es así y ya está. El caso es que nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se despachó contra todo el que no piensa como él en una entrevista concedida a un periódico catalán. Y metió a todos los disidentes en lo que denominó como «fachosfera».
El término no es suyo, por supuesto. De un tiempo a esta parte lo ha utilizado mucho Pablo Iglesias -¿se acuerdan del «Coletas»?- en su pseudo medio de comunicación. Algunos tertulianos radiofónicos aseguran que viene importado de EEUU y otros plumillas afirman que fueron dos investigadores franceses los que acuñaron hace siete años este «palabro» para referirse a la nebulosa de youtubers, tiktokers y blogueros de la ultraderecha.
El «presi», por su parte, lo........
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