«Hemos resignificado la palabra zorra», gritaban ufanos los componentes del dúo Nebulossa tras ganar el Benidorm Fest y convertirse, de esta manera, en los representantes de España en el próximo festival de Eurovisión.

Es normal. La euforia del momento. Pero zorra, en la forma en la que es empleada en la pegadiza canción del matrimonio alicantino formado por Mery Bas y Mark Dasousa, continuará siendo la séptima acepción del diccionario de la RAE, aquella que la iguala a prostituta. Y por mucho que se cante en las verbenas este verano, seguirá siendo un término despectivo y malsonante.

No han inventado nada. Hace más de cuarenta años Las Vulpes escandalizaron al personal con su tema «Me gusta ser una zorra». Fue un sábado por la mañana en el programa 'Caja de ritmos' que presentaba Carlos Tena. En horario infantil, cuatro adolescentes llevaron el punk radical a los hogares españoles a través de Televisión Española. El programa se canceló, el fiscal interpuso una querella criminal por escándalo público contra el presentador y contra la autora de la canción de marras y hasta el ABC le dedicó un editorial y publicó íntegra la provocadora letra que la mayoría de mi generación recordará si le gusta un poco la música patria.

El lobby autoconsiderado «progre» ya tiene su canción de Eurovisión. No lo consiguieron hace un par de años con Rigoberta Bandini y su «Ay mamá». Ahora, con «Zorra», todavía creen que pueden ser provocativos o transgresores en una sociedad a la que es muy difícil sorprender ya. La juventud corea igual letras machistas al ritmo cansino del reguetón que supuestos mensajes feministas envueltos en tecno con aires ochenteros. Así que todos contentos.

En este país, más que zorras hay zorros. En su segunda acepción. Miren, por ejemplo, a nuestro presidente del Gobierno. Ayer, en una entrevista con Antonio García Ferreras en «Al rojo vivo» no dejó pasar la oportunidad de opinar también sobre el asunto del-que-todo-el-mundo-habla. Y señaló que está encantado con la canción, que el feminismo es divertido, que las provocaciones tienen que venir de la cultura y que a la «fachosfera» le hubiera gustado más llevar a Eurovisión el «Cara al sol». Vamos, haciendo amigos, como siempre.

No fue el único zorro que intentó desviar la atención de los asuntos verdaderamente importantes -véase amnistía, poder judicial, desigualdades territoriales...- con declaraciones extemporáneas. El delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen, también tiró la piedra y escondió la mano al dejar caer que entre los grupos que estaban organizando las tractoradas «espontáneas» en Castilla y León había personas afectas a Vox. Claro, y votantes del PSOE, seguro. Y del PP. Más extraño sería encontrar de Ciudadanos por motivos obvios. Pero esos agricultores no estaban allí por sus colores políticos sino porque no saben ya cómo defender sus intereses ante un Gobierno de España cobarde que no es capaz de proteger sus derechos frente a una inflexible Unión Europea. La desesperación mueve las ruedas de sus vehículos, la angustia provoca que durante estos días se estén pasando de frenada en sus movilizaciones no autorizadas. Y lo peor es que esto no ha hecho más que empezar y se espera una semana movidita en toda la provincia de Salamanca. Los cortes de carreteras, las protestas frente a sedes de empresas e instituciones y la paralización de saneamientos ganaderos se van a suceder durante los próximos días.

Señores Sánchez y Sen. Trabajen, que buena falta hace. Dejen las zorrerías para otro momento.

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De zorras y zorros

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06.02.2024

«Hemos resignificado la palabra zorra», gritaban ufanos los componentes del dúo Nebulossa tras ganar el Benidorm Fest y convertirse, de esta manera, en los representantes de España en el próximo festival de Eurovisión.

Es normal. La euforia del momento. Pero zorra, en la forma en la que es empleada en la pegadiza canción del matrimonio alicantino formado por Mery Bas y Mark Dasousa, continuará siendo la séptima acepción del diccionario de la RAE, aquella que la iguala a prostituta. Y por mucho que se cante en las verbenas este verano, seguirá siendo un término despectivo y malsonante.

No han inventado nada. Hace más de cuarenta años Las Vulpes escandalizaron al personal con su tema «Me gusta ser una zorra». Fue un sábado por la mañana en el programa 'Caja de ritmos' que presentaba Carlos Tena. En horario infantil, cuatro adolescentes llevaron el punk radical a los hogares........

© Gaceta de Salamanca


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