El Partido Socialista de Salamanca es el más claro ejemplo del quiero y no puedo, del ridículo constante que le mantendrá en la oposición siempre que la derecha no peque de soberbia. Me pregunto si realmente les interesa que lleguen las nuevas frecuencias ferroviarias o si lo único que hacen es defenderlas para no evitar llegar a su suelo electoral de inmediato.

Hay que reconocer que David Serrada ha tenido el gran mérito de rejuvenecer el partido desde que tomó las riendas de la Secretaría General. Acabó con la etapa de Pablos de un plumazo y modernizó una formación que sigue necesitando definir cuáles son los principios. Situarse al lado del clamor de los salmantinos o de los continuos desplantes que el Gobierno de la nación está teniendo con ellos. Imagino que el cuerpo le pide guerra al Partido Socialista de Salamanca, pero ya se sabe que en política el que se mueve no sale en la foto.........

© Gaceta de Salamanca