A esto del Fin de Año Universitario hay que darle una vuelta, pero una vuelta larga. Como cualquier espectáculo necesita innovación para no caer en la rutina y, lo que es más importante, para que los salmantinos se sientan orgullosos y partícipes de una de las citas más multitudinarias del año. Pero todo pasa porque las calles no se conviertan en un botellón infame y porque la fiesta sea de calidad y no de suburbio.

La Asociación de Hostelería trabaja para dar este giro, de eso no cabe duda, pero lo hecho hasta ahora parece insuficiente. La imagen pública de Salamanca durante los primeros años de celebración de este evento era la de una ciudad moderna, universitaria y divertida, lamentablemente la que ahora trasciende es la de una ciudad a la que llegan miles de jóvenes con la única misión de emborracharse. Quizás donde más hincapié se ha puesto, y donde más logros se han conseguido, ha sido en la seguridad.........

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