Hasta el segundo tercio del siglo XX los ciudadanos/as, académicos e intelectuales tenían la convicción de vivir en un mundo que comprendían -con raras excepciones- y que podían identificar usando categorías simples e inteligibles como liberal, socialista, capitalista, comunista, obrero, etc. Hoy vivimos un mundo habitado por una pluralidad de rostros (mujeres, minorías étnicas, raciales o sexuales) que fragmentan la sociedad en una infinidad de tribus identitarias, de voces que reivindican nuevos valores y nuevas autonomías, que descreen de las utopías y los metarrelatos ideológicos que antes les garantizaban las certezas necesarias y que hacen del presente un espacio absolutamente confuso e ininteligible; quizá por ello lo renombramos apelando a prefijos como “neo” o “pos” u otros epítetos que........

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