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El afligido estómago
Voy a llevarle panecillos a mi abuela”, decía Caperucita, una inocente niña vestida con capucha roja. “Cuidado”, le advertía mamá, “no hables con desconocidos”. Encamino esta reflexión hacia lo que significa el hambre, una simple intención de llevar comida a alguien, como detalle de amor, cambió por completo en el desarrollo de esta historia cuando apareció el lobo. Él la interceptó y empezó con su inteligencia a ponerle cascaritas, pintándole un camino más fácil para llegar a su destino, y así Caperucita Roja terminó devorada por ese animal y, de no ser por el leñador, otro sería su final. Una y otra vez, en las conversaciones con mi madre, casi involuntariamente, reitera la frase: “Tú no........
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