En mi columna anterior hablé del descenso de homicidios que se registró a nivel nacional durante 2023, de acuerdo con las cifras que proporcionan las fiscalías estatales y que son recopiladas por el gobierno federal. Dije que, si esos datos son reales, es una muy buena noticia, pero matice al escribir que desde el poder la tentación para ocultar estadísticas negativas -o distorsionarlas- siempre ha sido muy grande, y que no sería la primera vez que algo así ocurriera: documenté un caso en Michoacán cuando gobernaba el PRI y otro en Ciudad de México en tiempos del PRD (https://shorturl.at/gHNS3).
En párrafos distintos teclee acerca de otra buena noticia: la percepción ciudadana sobre la inseguridad en el país ha descendido. En este caso se trata de información proporcionada por el INEGI y al respecto escribí que esperaba que nadie esté falseando números en ese organismo autónomo, porque es una institución en la que siempre hemos confiado los periodistas.
En días posteriores hubo gente que me preguntó que a qué se debía esa advertencia que publiqué, y les respondí que a una alerta de una colaboradora en la sede del organismo en Aguascalientes, quien afirma que desde que hubo un cambio en la cabeza del INEGI ha habido intentos distorsionadores. Hace poco más de dos años, en diciembre del 2021, Andrés Manuel López Obrador designó a Graciela Márquez Colín al frente del INEGI, en sustitución de Julio Santaella. Ella, cercana colaboradora del Presidente de tiempo atrás, asumió el puesto el 1° de enero de 2022. En ese momento dijo que la “sólida estructura institucional” y “la autonomía del INEGI” son esenciales para que continúe siendo “un referente indispensable para el análisis de la realidad mexicana”.
Coincidí en ese entonces con lo que afirmó, lo cual a mi parecer implicaba una especie de juramento ético, y coincido hoy: espero que la denuncia de esa persona que cito no tenga sustento porque implicaría el inicio del derrumbe de una gran institución y el entierro de su autonomía, tan relevante para la democracia mexicana.
Explicado lo anterior, el INEGI dio a conocer el miércoles pasado lo que denomina Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR), en este caso con datos preliminares de enero a junio de 2023. ¿De qué se trata eso? De las causas de muerte de los mexicanos. Y ahí, en esos datos, se constata una realidad terrible que debería sacudirnos a todos, por más que hayamos normalizado en nuestra vida comunitaria la violencia que provocan los grupos criminales: miles de niños, adolescentes y jóvenes mexicanos están muriendo asesinados.
Mire:
-Quinta causa de muerte entre niños y adolescentes de 10 a 14 años: homicidios.
-Segunda causa de muerte entre adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años: homicidios.
-Primera causa de muerte entre jóvenes de 25 a 34 años: homicidios.
-Primera causa de muerte entre jóvenes de 35 y personas maduras de 44 años: homicidios.
País macho y violento, azotado, colonizado (y todos los ados, todos los participios que usted quiera); país inoculado por la aterradora narco cultura del sicariato, México está perdiendo a sus adolescentes y jóvenes a manos de personas que los asesinan, tristemente otros adolescentes y jóvenes (principalmente) que están dispuestos a empuñar un cuerno de chivo para morir pronto a cambio de un corrido, una troca, joyas, ropa de marca, drogas, buchonas, y sobre todo, mucho, muchísimo dinero para repartir entre sus familias y comunidades.
¿No deberíamos estar hablando de esto todo el tiempo y buscando soluciones? ¿No debería ser el tema principal del país el hecho de que los homicidios sean la segunda causa de muerte entre nuestras mujeres adolescentes y jóvenes de 15 y 24 años y la tercera entre las jóvenes de 25 y 34 años? ¿No es igual de escalofriante que sea la primera causa de muerte entre los adolescentes, jóvenes y adultos entre 15 y 44 años?
¿Hay alguien ahí a quien le interese esta tragedia? ¿AMLO? ¿Claudia Sheinbaum? ¿Xóchitl Gálvez? ¿Nadie?
BAJO FONDO
¿Y los estados?
Colima, tercera causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Chihuahua, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Guanajuato, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Guerrero, cuarta causa de muerte (tercera entre los hombres): homicidios.
Michoacán, quinta causa de muerte (cuarta entre los hombres): homicidios.
Morelos, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Quintana Roo, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Sinaloa, quinta causa de muerte entre los hombres: homicidios.
(Como que dudo de este caso, pero bueno, son datos que acopia el INEGI y que en toda la república se generaron a partir de los certificados de defunción del Registro Civil y los Servicios Médicos Forenses, más las actas de defunción del Registro Civil y los cuadernos estadísticos que proporcionaron las Agencias del Ministerio Público. La estadística definitiva -a publicarse hasta noviembre de este año- se realizará por medio de confrontas con la Secretaría de Salud, según informa el INEGI).
Sonora, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres): homicidios.
Zacatecas, cuarta causa de muerte (segunda entre los hombres) homicidios.
Ahí tiene usted el retrato más nítido de los machotes mexicanos matándose entre ellos en diez estados de la república.
Qué cosa.
jp.becerra.acosta.m@gmail.com
Twitter: @jpbecerraacosta
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