¿Indeseable, la autonomía en la FGR?
La salida de Alejandro Gertz de la Fiscalía ha suscitado innumerables comentarios y especulaciones. Me parece que dos conclusiones son inescapables. Primero, Gertz no fue un fiscal autónomo, salvo en sus obsesiones con casos personales (su cuñada), o bêtes noires (Lozoya) que él perseguía; sus demás obcecaciones (el segundo tirador) fueron por cuenta de su amo. Segundo, Ernestina Godoy será menos autónoma que su predecesor, si es que esa calificación tiene sentido. Sheinbaum, García Harfuch, Godoy y muchos más lo han confesado: habrá “mayor coordinación”, con pleno respeto a la gran tradición mexicana del eufemismo.
Pero detrás de dichas conclusiones se presenta un debate más de fondo, y en realidad más interesante. Algunos partidarios de la 4T, más sinceros que otros, y algunos detractores de la misma, más objetivos que otros, sostienen que la autonomía de la procuración de justicia no es deseable ni viable, en un país como el nuestro, y en un momento como el actual. El hecho de que movimientos como el que se opuso al “fiscal carnal” en el decenio pasado hayan convertido dicho objetivo en algo casi consensual no significa que quienes enarbolaron la consigna hayan tenido razón.
Ciertamente, la ley es la ley. Estipula claramente que la Fiscalía General de la República debe ser independiente, como lo deben ser también las fiscalías de los estados, y los ministerios públicos federales y estatales. Habrá que sintonizar la ley (incluyendo la Constitución) con la realidad, pero esta última resulta más funcional para México hoy, lo contrario, desde su perspectiva. En todo caso, esto es lo que argumentan contra la autonomía y a........





















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