Hasta no hace tanto tiempo, hablar del clima era una forma de romper el hielo. La frase que iba después de dar los buenos días o las buenas tardes, de encontrarse con un desconocido en un ascensor era: “Y qué lindo día hace”, “qué frío, por cierto”. Sin embargo, el tono que antes usábamos para referirnos a una tarde soleada o a un chaparrón ya no es el mismo. Ahora, cuando hablamos del clima, solemos hacerlo en un tono casi apocalíptico, como si este fuera el fin de los tiempos. “Quiera Dios que llueva al fin”, ha sido una frase repetida infinidad de veces en Colombia por la gente, mientras mira al cielo con expectativa, o al menos con esperanza.

© El Tiempo