Opinión | EL ÁNGULO

Carmen Lumbierres

Íñigo Errejón. / EP

Sigue despertando mucha sorpresa por qué las mujeres que se sintieron manoseadas, abusadas física y anímicamente no denunciaron en su momento, por qué un muro en las redes sociales se convierte en un lugar confiable para contar tu experiencia mientras se mantenga el anonimato. Las denuncias sobre el comportamiento de Íñigo Errejón siguen siendo parte de lo mismo, mantener el silencio porque las consecuencias personales de no hacerlo pueden ser tan gravosas que mejor pasar página, y a otra cosa.

Es la mujer abusada, en cualquiera de las posibilidades, la primera que se pregunta cómo llegué hasta........

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