El principio del fin
En 1998 empezó el calvario venezolano. Con la falsa promesa del cambio, un pueblo alienado por la narrativa del progresismo, se convocó de manera masiva - y hasta inocente- frente a las urnas y eligió en democracia al comandante Hugo Chávez como su presidente. Nunca pensaron que eso marcaría su destino y el de su familia por, hasta ahora, un cuarto de siglo.
Poco a poco, el régimen se fue arraigando. Con el discurso de que cualquiera que no les fuese afín era un fascista, muchos incautos cedieron su futuro ante los desbordados recursos del Estado que sirvieron para pagar subsidios, comprar conciencias, enchufar cómplices y en últimas, mantenerse en el poder por décadas.
Y es que como leí esta semana en alguna red social, puedes votar para que un dictador llegue al poder, pero no puedes votar para sacarlo. Así, el régimen que se hizo elegir en democracia y que hoy la desconoce, ha sobrevivido incluso a la muerte de su líder natural y a la estupidez de quién heredó sus banderas que, 11 años después, sigue en el poder oprimiendo las libertades del pueblo venezolano, violando todos sus derechos y aplicando un gobierno de terror gracias a la complicidad de toda la........
© El Nuevo Siglo Bogotá
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