Hacerlo todo no es hacerlo bien
A medida que avanza el mandato de Gustavo Petro se va perfilando el estilo que parece va a caracterizar la segunda mitad de su gobierno. De una parte, un deseo irrefrenable por rodearse de colaboradores incondicionales: aquellos que nunca le dicen no a nada. Los que ejecutan a ojos cerrados y sin chistar lo que les dice o le oyen al jefe. De otra parte, el afán para que todo lo ejecute directamente el presidente saltándose las instancias técnicas.
De gran coordinadora que siempre fue la presidencia de la República se está convirtiendo en una oficina ejecutora. Además de su batuta de director de orquesta, el presidente Petro quiere ahora tocar varios instrumentos a la vez.
Este será pues el perfil que caracterizará su gestión de gobierno en los dos años y medio que le quedan: desconfianza absoluta con quienes no provengan de sus mismas canteras políticas y afán por ejecutar directamente -en vez de coordinar- la gestión pública desde la Casa de Nariño.
Que se quiera hacer acompañar de una guardia pretoriana es normal y entendible si no fuera porque la mayoría de quienes están llegando a rodearlo carecen de todo otro título que no sea el de ser........
© El Nuevo Siglo Bogotá
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