Emilia Schneider, nuestros políticos y sus privilegios
Todos estamos obligados a respetar el marco legal, desde el Presidente hasta el último de los chilenos. Y, por supuesto, los parlamentarios deberían predicar con el ejemplo y modelar conductas ante el resto de los ciudadanos, en todo orden de cosas.
Cathy Barriga, acusada de malversación de fondos públicos por 31 mil millones de pesos, goza de reclusión domiciliaria junto a su piscina y sube videos haciendo gimnasia. Camila Polizzi también está con detención domiciliaria por su participación en el llamado caso “lencerías” y aparece frecuentemente en bikini en las RRSS. Además, ahora tiene un novedoso negocio para pasar el rato en su “detención”: vende contenidos, es decir, sus fotos en ropa interior, en su cuenta de Arsmate, conocido como el “OnlyFans chileno”. Y bueno: ya conocemos los casos de políticos que raspaban la olla y jamás pisaron una cárcel o quienes aportaban cuantiosas sumas de manera ilícita que terminaron yendo a clases de ética. Privilegios incluso a la hora de delinquir.
Nuestros parlamentarios están dentro de los que mayores ingresos y privilegios tienen en el mundo. Por ejemplo, un diputado sueco recibe (en pesos chilenos) un sueldo líquido de 4 millones y medio al mes –en un país con un costo de vida altísimo–, más una tarjeta para transporte público. En el caso de quienes vienen de regiones, se les asigna un viático de $10.800 diarios, que les alcanza para una pizza y un café. Por supuesto, no tienen auto ni chofer –salvo la directiva–, como tampoco asignaciones para asesores. Un diputado chileno, en cambio, recibe más de 7 millones de pesos de sueldo líquido, a los que suma una “asignación” que puede llegar hasta 13 millones de pesos al mes para “asesorías”, “gastos operacionales” y “personal de apoyo”, que........
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