Gracias a la vida
El derecho internacional público fue su pasión. Ya maduro, pudo dedicarse, para su felicidad, solo a ello. Sus libros y centenares de artículos, publicados en las revistas más importantes del mundo, son hoy guía de quienes deambulamos por la materia.
Fue elegido juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y sus colegas le hicieron el honor sin antecedentes de elegirlo dos veces su presidente. Después fue magistrado de la sala de apelaciones de los tribunales internacionales de Ruanda y de la Antigua Yugoslavia, antecesores de la Corte Penal Internacional. Y presidió también el tribunal internacional que puso fin a los litigios entre Argentina y Chile.
Javeriano hasta la médula, convencido de que la educación era el único camino para el progreso, presidió el consejo que dio vida a la Sergio Arboleda y participó en la creación del CESA. Lo invitaban a dar conferencias y seminarios por todo el mundo, siempre contento de compartir su sabiduría con los más........
© El Informador
visit website