Los morenos se partieron
La cohesión y obediencia prusiana ante Andrés Manuel López Obrador se rompió ayer en la discusión final sobre si Morena respaldaba en bloque a Rosario Ibarra para ser reelecta como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La votación se demoró horas mientras las negociaciones hacia el interior de la bancada oficialista buscaba un consenso. El sector más duro de la bancada, aunque minoritario en este caso, presionó para que se respetara la orden del expresidente y se reeligiera a su protegida. La vergüenza de respaldar a una probada incompetente cuyo único mérito fue haber ayudado a López Obrador a colonizar y neutralizar a la CNDH pesó en la división.
Ibarra no estaba en los ánimos de la presidenta Claudia Sheinbaum ni de Morena. Estaba en el interés de López Obrador, que se metió abiertamente en el proceso la semana pasada, cuando quedó eliminada de la terna finalista e instruyó desde Palenque –donde reside desde finales de octubre– que la bancada de Morena la respaldara. No fue una tarea fácil para el coordinador del grupo, Adán Augusto López, ni para el cerebro detrás de él, Alejandro Esquer, el exseceretario particular de López Obrador, que es quien transmite las instrucciones desde Chiapas.
Piedra había quedado fuera de la contienda al seleccionar originalmente el Senado, con el apoyo de Morena y sus dos satélites, el PT y el Partido Verde, a Paulina Hernández Diz, secretaria ejecutiva del Instituto Jalisciense de las Mujeres; Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de Derechos Humanos de la........
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