María no es el centro, es Cristo su Hijo
Diego Augusto Arcila
La pertinaz insistencia de algunos grupos marianos en la Iglesia Católica de colocar a María en el centro de la fe, ha llevado al Vaticano a “cerrar filas”, y a dejarles claro quién es María, cuál es su papel en la historia de la salvación, y qué culto se le debe rendir. La nota doctrinal vino del Dicasterio para la doctrina de la fe, máximo exponente de las cuestiones magisteriales, en un documento titulado “Mater Populi Fidelis” que traduce “Madre del Pueblo Fiel”. Allí señala la grandeza de María, en orden a la Salvación de Dios, al hacerla “Madre de su Hijo”.
María es digna y desde siempre “privilegiada de Dios”. No podemos negar todo lo que Él ha hecho en ella. Pero debemos cuidar esa “grandeza” maternal, en orden a la humildad, y al hacer siempre la voluntad del Padre como efectivamente nos lo enseñó: “Hagan siempre lo que Él les diga” (Juan 2,5). No es María la que hace el milagro, es Cristo Jesús, su Hijo, nacido por el Espíritu Santo en su vientre, quien obra la Gracia y la salvación. María no es dispensadora de “gracias”, es Cristo por quien nos vienen todas las gracias, y que el Padre Dios opera en la entrega de su Hijo amado en la Cruz. El peligro es ver la mediación de la gracia divina como si María se convirtiera en distribuidora de bienes o energías espirituales........





















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