Juan David Ortiz Sepúlveda

En una época donde las dietas de moda dominan titulares y redes sociales, los polifenoles siguen siendo los grandes desconocidos de la alimentación saludable. Y sin embargo, estos compuestos naturales presentes en frutas, verduras, té, cacao y aceites de oliva extra vírgenes podrían ser uno de los pilares silenciosos para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes tipo 2 y las cardiovasculares.

No estamos hablando de suplementos exóticos ni de superalimentos inalcanzables. Los polifenoles están al alcance de cualquiera que consuma alimentos vegetales variados y mínimamente procesados. Lo sorprendente es que, pese a la evidencia creciente de sus beneficios, su presencia en la dieta no recibe ni la atención ni la promoción que merece.

Un estudio publicado en Nutrients concluye que una dieta rica en polifenoles se asocia con una disminución significativa del riesgo cardiovascular y una mejora del perfil inflamatorio (Tresserra-Rimbau et al., 2014). Esto se debe a su potente acción antioxidante, capaz de neutralizar radicales libres y reducir el daño celular. ¿No es esto lo que muchas personas buscan al gastar fortunas en antioxidantes en cápsulas?

Además, investigaciones recientes han demostrado que los polifenoles también modulan la microbiota intestinal, ese universo bacteriano que cohabita con nosotros y que influye directamente en nuestro sistema inmunológico y estado de ánimo (Cardona et al., 2013). Lo que comemos, en este sentido, alimenta no solo a nuestro cuerpo, sino a todo un ecosistema interno que trabaja para mantenernos sanos.

El problema es que los alimentos........

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