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La mente bien nutrida: por qué el estado nutricional es clave para el cerebro

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15.11.2025

Juan David Ortiz

Vivimos en una sociedad donde la salud del cuerpo suele recibir atención peso, músculos, metabolismo, pero hay un órgano que depende del alimento casi tanto como del oxígeno y al que a menudo se le presta menos atención en términos nutricionales: el cerebro. El estado nutricional no es sólo una cuestión de energía o masa corporal: es una condición fundamental para que nuestro cerebro funcione bien, se adapte a los cambios, resista el envejecimiento y conserve su agudeza cognitiva.

La evidencia más reciente subraya este aspecto. Un estudio con adultos mayores halló que el estado nutricional medido mediante el Mini Nutritional Assessment (MNA) se relacionó positivamente con el rendimiento cognitivo global, evaluado con el test MoCA (Regassa et al., 2025). De forma similar, una revisión sistemática reciente concluyó que la diversidad dietética es decir, cuántos grupos de alimentos distintos consume una persona regularmente se asocia con mejor desempeño cognitivo en adultos mayores (Alizadeh, 2025). Además, un consenso internacional de expertos en América Latina destacó que la nutrición juega un papel crucial en la salud cerebral a lo largo de la vida, y que el estado nutricional inadecuado acelera el deterioro cognitivo (Nogueira-de-Almeida et al., 2025). Estos hallazgos son un llamado de atención: el cerebro necesita tanto nutrientes como estímulos para mantenerse en forma.

¿Por qué el estado nutricional es tan importante para el cerebro? Primero, porque el cerebro es un órgano de altísimo consumo metabólico: requiere nutrientes específicos para mantener sus neuronas, sus conexiones sinápticas, su señalización y su plasticidad. Un estado nutricional deficiente ya sea por baja ingesta calórica, deficiencias de micronutrientes o poca variedad de alimentos restringe esos procesos. Por ejemplo, un estudio reciente halló que una mayor ingesta de colina dietaria se asoció con mejor función cognitiva en adultos mayores de regiones con menor desarrollo socioeconómico (Liu et al., 2025). Además, un metaanálisis del Instituto Nacional de Salud de EE. UU. mostró que seguir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, granos integrales, legumbres, pescado y frutos secos se asocia con menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia (National Institutes of Health, 2024).

Segundo, el cerebro es vulnerable al estrés oxidativo, la inflamación, la disfunción vascular y la alteración del eje intestino-cerebro (“gut-brain axis”). Una nutrición adecuada rica en verduras, frutas, ácidos grasos saludables y micronutrientes esenciales puede mitigar estos riesgos. El consenso de........

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