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Gobernar en vez de competir

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28.11.2025

A pocos días de la posesión de Rodrigo Paz como presidente del Estado, el clima político en el país -que se esperaba ver despejado tras un ciclo electoral extenuante- se mantiene cubierto por nubarrones de decepción e intranquilidad. No es que la ciudadanía hubiera depositado una fe ciega en el gobierno recién instalado, aunque el voto que llevó a Paz al poder reflejaba, en buena medida, una búsqueda desesperada de certidumbre, confianza y estabilidad. Sin embargo, la velocidad con que ese anhelo se está transformando en desencanto, revela que los bolivianos no estaban apostando solamente a un cambio de mando, sino a un golpe certero y oportuno de timón para enderezar el rumbo sobre aguas procelosas, a la par de claridad y cohesión que aún no se ha visibilizado íntegramente desde la Casa Grande del Pueblo.


El primer factor de este desencanto es la disonancia entre el discurso de campaña y las decisiones iniciales del Ejecutivo. Paz se comprometió a inaugurar una etapa de moderación, eficiencia estatal y despolitización administrativa. Pero en sus primeros actos de gobierno han predominado........

© El Deber