Recuperar la independencia del Congreso, clave para revivir la democracia
El principal problema del Legislativo boliviano hoy no es la falta de leyes, sino la falta de independencia. El Congreso ha sido reducido, durante distintos gobiernos, a una maquinaria de obediencia partidaria. Las presidencias de las cámaras se deciden en oficinas ajenas al hemiciclo, los jefes de bancada se designan por dedazo y las comisiones más importantes se reparten como botín político. La deliberación se reemplaza por el voto disciplinado y la fiscalización por el silencio conveniente. Las sesiones suelen convertirse en rituales de imposición, donde la mayoría aplasta sin convencer y la minoría grita sin incidir. Así, el Parlamento pierde su razón de ser: representar la pluralidad del país, equilibrar al Ejecutivo y canalizar los conflictos sociales mediante debate, no mediante imposición.
A esta deformación institucional se suma una estructura electoral que tampoco favorece la representatividad. La combinación actual de escaños uninominales y plurinominales funciona más como un reparto interno que como un mecanismo de equilibrio. Los diputados de lista responden a los líderes de partido; los de circunscripción, a redes clientelares locales. El resultado es un........





















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