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Sobredosis de moralina en la izquierda española

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26.10.2024

¿Cuántos lo sabían o lo sospechaban? Por lo visto, no eran pocos. No recuerdo mucha sorpresa en el PSOE cuando empezaron a publicarse los devaneos de Ábalos. Y tampoco he detectado en Sumar a nadie echándose las manos a la cabeza cuando saltó el comunicado de Errejón.

¿Durante cuánto tiempo les encubrieron? Me gustaría saberlo para poder calcular cuántas fueron las veces en que nos dieron clases de higiene pública y de feminismo, sabiendo que algunos de sus principales referentes parecían practicar lo contrario.

¿Y por qué el silencio? No alcanzo a distinguir el bien que pretendían proteger al restarle importancia o al tratar de evitar el conocimiento público de los hechos. Y no consigo pasar de una equivocada visión del interés partidario. Llámenme ingenuo, pero creo que las organizaciones políticas no deben comportarse como clanes.

No entiendo a los que callaron, a sabiendas. Pero tampoco comprendo a los que nada sabían, pero han enmudecido de golpe al saberse la verdad. Expresarse hoy no es una muestra de valentía, es un ejercicio ético, es una responsabilidad que no puede eludirse poniendo carita de consternación.

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Reconozco mi tristeza y mi dificultad para olvidar los antecedentes. El caso Berni. Iglesias hablando de azotar a una periodista hasta hacerla sangrar. También entonces callaron los compañeros y, en igual e incomprensible medida, las compañeras. Miraron a otro lugar y por eso no pueden hablar ahora de sucesos aislados.

El silencio ha sido la respuesta de la izquierda cada vez que la conducta de un correligionario ensuciaba los principios que se levantaban en la plaza pública como quien alza una antorcha.

No dan la cara, escurren el bulto. Ni explicaciones, ni aclaraciones. Esto es peor que un escándalo. Esto es un asco.

Sectariamente, desde una superioridad moral radicalmente hostil con todo el que piensa distinto, como si la honradez o la voluntad de avanzar a la igualdad entre hombres y mujeres fuesen propiedad exclusiva de los progresistas.

Equivocadamente, como si solo los impuros, los fachas, pudiesen ser corruptos y machistas.

Hemos llegado al punto en que el gobierno más progresista de Europa está a punto de morir por una sobredosis de moralina.

Todos los que estaban al tanto callaron. Y todos los que callaron pronuncian la palabra contundencia y salen corriendo. Mentira. No dan la cara, escurren el bulto. Ni explicaciones, ni aclaraciones. Esto es peor que un escándalo. Esto es un asco.

Llegaron diciendo que acabarían con la corrupción y con el machismo. Y han hecho el mayor daño a la democracia y al feminismo que ha visto nuestra historia reciente.

Decían que saldríamos más fuertes de la pandemia mientras, presuntamente, algunos de los cercanos salían más ricos de los despachos.

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Decían "yo te creo hermana" y luego, por lo que parece, "mejor no digas nada, compañera".

Eso y encima presumiendo. Presumir hasta de revictimizar a las........

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