Sánchez también está fracturando al PSOE
Quienes consideramos que Sánchez actúa como máximo común divisor fundamentamos nuestra opinión en la observación. Todo lo divide con la misma constancia de la fuerza de la gravedad. Fractura a España y fractura al Parlamento. Fractura a sus socios de Gobierno y a sus socios de investidura. Fractura tanto que también está fracturando a un PSOE que ahora suena como una bolsa llena de añicos de cristal.
En el próximo congreso del partido, que será de aclamación búlgara, querrá emitirse una imagen distinta y monolítica. A mi juicio será, en realidad, una película de ciencia ficción. Lo creo porque escucho ruido de fondo y porque veo el mapa de la organización repleto de focos de creciente malestar.
El desagrado extendido parece cualquier cosa menos espontáneo. Responde a factores que han venido acumulándose desde hace, como mínimo, quince meses. En buena parte de los territorios se piensa que las derrotas sufridas en las municipales y autonómicas fueron debidas más a un voto de castigo al secretario general que a una sanción a la labor en los distintos gobiernos. Los números, por cierto, respaldan esa impresión: el castigo no se levantará de aquí a 2027.
Después, desde Moncloa y desde Ferraz, en parte como maniobra de distracción ante la opinión pública y en parte por contentar el afán de control de Sánchez, comenzaron a desplegarse ataques a las diferentes federaciones. Agresiones vertidas en declaraciones tan hostiles como la necesidad de implantar “liderazgos fuertes”. Eso, en clave interna, significa que lloverán paracaidistas elegidos en Madrid. Por eso más de uno vive con la sensación de que Pedro quiere pasarle por la trituradora después de haber perdido, precisamente, por culpa de Sánchez.
Opinión TE PUEDE INTERESAR Último congreso del PSOE que conocimos Pablo PomboLuego, aumentó el desconcierto por el concierto opaco y reaccionario firmado con ERC. Hay consenso en los cuatro puntos cardinales del socialismo español, unanimidad. La expresión “está dispuesto a sacrificarnos a todos a cambio de Cataluña” resuena en todas las federaciones.
A lo anterior, ha de añadirse el fracaso de Cerdán. Bastantes terminales de la organización se muestran hartas de quien “no coge el teléfono y solo llama para gritar”. Hay quien no termina de entender “por qué a Puigdemont se le trata con tanta delicadeza y a los compañeros con tan poco respeto”.
Opinión TE PUEDE INTERESAR Sánchez, victoria por humillación en el PSOE Javier CaraballoLas críticas parecen formales pero, en el fondo, son sustanciales. Piensan que es un error “tratar de imponer un régimen de terror” en un partido tan complejo como el socialista y en un momento tan delicado como el actual.
Tampoco parece haber sido muy celebrado el cambio de gabinete en Moncloa procesado como una desconexión más de la organización porque todos son de fuera. En definitiva, han venido acumulándose razones para que la mancha del recelo a Moncloa y Ferraz se haya extendido por todo el mapa de la cosa interna.
El malestar es tan grande dentro del PSOE que a día de hoy no existe una sola federación pacificada. Cada una tiene su historia, claro. Pero pueden establecerse dos categorías: territorios de guerra abierta y territorios con guerra soterrada.
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