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El ciclo de ascenso y desplome de las tiranías

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15.10.2024

Todos los líderes que abusan del poder se creen a salvo. Y ninguno contempla las consecuencias de sus actos. Todos alcanzan grandes alturas por medio de la crueldad, la manipulación y la tiranía. Pero ninguno es consciente del carácter inevitable de la caída.

Todos acaban convirtiéndose en sus propios verdugos. Y la historia no se cansa de demostrarlo. También la literatura nos ayuda a comprender cómo la ambición desmedida y la falta de ética terminan provocando la autodestrucción.

En las grandes obras de ficción, el desmoronamiento suele precipitarse a partir de un solo hecho que activa una cadena única de consecuencias. Pero la realidad es distinta, claro. Reúne más factores y más actores, hay más cadenas. Por eso hace falta más de un libro para explicar lo que estamos viendo.

Sin embargo, sí que existe un fuerte punto de contacto entre el arte y la vida. En los dos ámbitos, inevitablemente, quien abusó termina siendo conducido ante sus peores temores.

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El poder también contiene eso, conlleva siempre las cargas trágicas del miedo y de la soledad. Y puede que el Ricardo III de Shakespeare lo refleje mejor que nadie.

Noche cerrada, los fantasmas aparecen en el campamento del Rey para atormentarle antes de la batalla. Son sus víctimas: Eduardo, Enrique, los dos príncipes, Ana y Clarence. Todos le maldicen de la misma forma, uno detrás de otro: “¡Desespera y muere!”.

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Aquí y ahora, los fantasmas no surgen en el sueño, aparecen en la prensa cada mañana y cada vez son más. Vemos a las víctimas y vemos también a los compañeros. Ricardo III se adentra en el combate a pesar de sentirse aterrorizado. Su ejército es masacrado y termina queriendo escapar: “¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”.

Sobre ese mismo hilo conductor avanza la trama de Macbeth. De un modo u otro, las víctimas siempre acaban encontrando el camino de vuelta hacia el castillo.

En Othello, la caída se lleva a cabo por otra pendiente. La exposición de la verdad activa la aceleración de los acontecimientos. La revelación de los secretos, la manipulación de Iago y el asesinato de Desdémona, acaban con el protagonista.

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El espectro del padre de Hamlet cumple una función parecida, desvela los hechos ocultos. Aquí y ahora, la aceleración es informativa. Cada mañana nos trae el alumbramiento de un escándalo nuevo, pese a los intentos de intimidación.

En El mercader de Venecia, Shylock termina siendo desenmascarado y humillado cuando su estrategia judicial acaba revelando la propia hipocresía.

En El Rey león, remedo shakesperiano, los socios, las hienas traicionan al líder movidas por la codicia, después de calcular que su poder ya no les beneficia.

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