El padre de familia: insustituible
Con este artículo quisiera contribuir a la revalorización en marcha de la figura paterna. En la edición de El Adelantado de Segovia del pasado 15 de marzo, Savater reconocía que no ha sabido reproducir el buen modelo de familia de sus padres. Hoy está muy presente la realidad de padres insulsos, que no entienden, que no resuelven los problemas, sino que los complican más. Como consecuencia, muchos niños, adolescentes y jóvenes no tienen padre, se ven privados de alguien que les señale un límite, les diga “no” por su bien. Basta ya de esconderse, de querer pasar inadvertidos, de ser en una palabra perezosos para afrontar las situaciones. Como puede comprender el lector, no se trata por ello de minusvalorar el papel de la madre.
Ayuda al padre saberse colaborador de Dios, pues se trata de educar a los que son sus hijos y han sido puestos en sus manos. Con referencia a la paternidad divina se consigue esa fuerza que lleva a sentirse seguro, hacerse presente, contar con algo más que las propias cualidades, en un ejercicio de autoridad no permisivo o autoritario, y con la posibilidad de perdonar y ser perdonado. El padre no tiene que pedir permiso a nadie para educar, es algo que le ha dado ya la Providencia. Que lo haga lo mejor que sepa,........
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