Vino y aguardiente financiaron la construcción de la Plaza de Toros
Les propongo un viaje en la historia por el pasado de nuestra Plaza de Toros de la pluma de Marcelo Laínez –‘Apuntes Históricos de Segovia-, publicado en la colección ‘Estudios Segovianos’, y donde el que fuera responsable de Jardines y funcionario del Ayuntamiento, deja constancia de detalles como los que les transcribo:
‘Tanto disgusto había entre los vecinos de la Plaza Mayor (1) por la celebración de corridas de toros en el lugar, que cuando se inició el siglo XIX el rey, Carlos IV, concedió grabar con un real la arroba de vino que entrara en la ciudad y medio real en la de aguardiente –de los muchos litros que se destilaban aquí-, con la finalidad de ‘colaborar’ en la obra de la construcción de una Plaza de Toros. Incrementando el capital recaudado con la venta de 1.000 pinos, regalo del Monarca’. Fue así como se ‘cortó la hemorragia’ del disgusto ciudadano.
A los efectos propuestos se creó una junta a través de la promulgación de un Decreto Real que llevó adelante su cometido valiéndose del dinero recaudado. La zona elegida de construcción fue en terrenos de La Dehesa del Rey, cerca del palacio/convento de San Antonio El Real, al borde de la carretera que se dirigía a San Ildefonso.
Afirma el escritor que “si bien el edificio no llegó a terminarse nunca”, en el año 1803 hubo en su ruedo “corridas de toros y otros festejos”. Parches, obras y arreglos, de mayor o menor importancia, se han realizado a lo largo de la existencia de la Plaza. Que dando la razón a lo........
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