Los esclavos negros que trabajaron en la casa de la Moneda
Un nombre: Felipe II, rey que fue de Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Portugal, soberano de los Países Bajos, rey de Inglaterra e Irlanda por su matrimonio con María I… el mismo que, en el siglo XVI, mandó construir el Real Ingenio de la Casa de la Moneda de Segovia y el mismo, también, que a través de su criado y su platero de oro, el alemán Hanz Belta, a cuyo cargo estaban los oficiales que trabajaban en ‘la empresa estatal’, dio la orden/encargo de comprar nueve esclavos para el servicio de la fábrica: ‘personas con capacidad plena para el trabajo’.
Es de este tema del que se escribe a continuación y al que no le faltan ‘recovecos’ en su ‘tramitación’ ni tuvo un final feliz.
Recibida la orden, Balta (o Valta) pasó por ‘caja’ para recibir medios económicos y poder realizar el viaje a Portugal. Fue el teniente tesorero quien, cumpliendo órdenes, entregó plata de la que había para acuñar moneda y emprendió viaje. Entre su salida de Segovia y el regreso a la ciudad con el encargo cumplido consumió el viajero 94 días.
Podría parecer fácil la contratación de esclavos en aquellos tiempos. Pero no lo era. Sí lo había sido en los dos siglos anteriores, pero ahora escaseaban. Si viajó a Portugal fue porque, dentro de la ‘escasez’, era donde aún había ‘mercado de esclavos’. Las gestiones no fueron fáciles. Todos los que buscaba se encontraban ya al servicio de otros patronos, por lo que el coste del regateo con estos fue exigente.
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