Las reivindicaciones de los sacristanes
En el contar de historias siempre se encuentran las largas e interesantes y, también, las cortas y aburridas. En el que escribe hay un intento de búsqueda de atractivos –como sucede en la cocina-, con una única finalidad, que aquel que comenzó a tirar del hilo encuentre al deshacer el ovillo la satisfacción de no haberse equivocado. No es nada fácil, pero al menos se intenta por ambas partes: la del que escribe y la del receptor de la escritura.
Para dejar de ser cansino, permítanme que vaya desgranando ‘aquellas pequeñas cosas’ – las que cantaba Serrat- que fueron noticia antes de que la política, de forma abrupta (áspera, violenta, dura, destemplada… RAE) lo invadiera todo…. con grave perjuicio para el personal libre de ataduras. Sin más.
¿Huelga de brazos caídos?
Habían transcurrido diecinueve años desde el nacimiento del siglo XX cuando en el mes de diciembre, a finales, se reunieron en Fuentidueña los sacristanes de San Miguel de Bernuy, Cobos de Fuentidueña, Fuentepiñel, Castro de Fuentidueña, Membibre, Fuentesaúco, Ciruelos, Adrados, Frumales, Vegrafría, Fuente el Olmo y Torrecilla, teniendo como finalidad consensuar un escrito en el que se reflejaran las peticiones que se enviarían al obispo. En otras comunidades de la provincia también se ‘consensuaron’ otros miembros del colectivo para ‘reforzar’ la petición.
Ocupaba la silla episcopal el obispo Gandásegui, que fue, finalmente, receptor del escrito. Entre otras cuestiones pedía el colectivo, aumento de sueldo y........
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