En aquellos tiempos, lejanos ya, en los que la Corte se desplaza al Real Sitio de San Ildefonso a disfrutar de su particular verano, corto, pero espléndido de actividades, la vida cotidiana del lugar era muy diferente. Marqueses, marquesas; condes, condesas; duquesas, ‘duqueses’ e hijosdalgo de todos ellos, militares, políticos, escritores, dramaturgos… pululaban por el recinto cortesano creando un ambiente diferente –muy diferente-, al que se vivía entre los límites de Palacio y los de ‘pa’ fuera.

‘Ya todo aquello pasó…’ el lugar, su ayuntamiento, sus habitantes, ganó –ganaron- terreno físico y perdieron, si es que las perdieron, fiestas palaciegas, circular de coches de caballos –ahora los caballos van dentro de otros coches-, cuarteles, comercio, visitas de ‘gente importante’… pero, el Real Sitio continúa siendo un Sitio Real. Lugar para pasear, para ver, recorrer y extasiarse con la belleza de sus jardines, de las calles de ‘afuera’, acabar tomando una copa y dormir con la tranquilidad que da el despertar de un nuevo día y ver desde el balcón todo lo que ofrece un Real Sitio, el de La Granja de San Ildefonso.

¡Basta ya! Hasta aquí llego, pues si continúo por ese camino puede que el hermano sacristán me corrija en latín, y ante esa posibilidad he decidido dar la vuelta por el otro lado y contar algunas anécdotas, sucedidos y cuestiones menores ocurridas a lo largo de un verano en el Real Sitio con la presencia de los reyes. En este caso los que ocupaban palacio era el matrimonio formado por Alfonso XIII (1) y la inglesa Victoria Eugenia de Battemberg.

Había transcurrido menos de un mes después del atentado que ambos sufrieron el del día de su boda (31 de mayo de 1906) en Madrid, en el que hubo once muertos y un mayor número de heridos, por lo que se ponía en duda que la Corte se trasladara a sus aposentos veraniegos de La Granja. Sin embargo… llegaron, se ubicaron, pasearon, recibieron aplausos…

25 de junio de 1906. Ya ‘asentados’, la reina, como así se había anunciado previamente, iba a dedicar la tarde a visitar en la ciudad los centros de beneficencia. Por cercanía llegó primero al de las Hermanitas de los Pobres, después a la Casa de las Siervas de María; descendió hacia el Hospicio, institución dependiente de la Diputación, para visitar por último el Hospital de la Misericordia. La señora fue acompañada durante todo el recorrido por la duquesa de San Carlos (Mª Luisa Carvajal Dábalos). Su último destino fue el Santuario de la Fuencisla, acabando la larga visita en el Alcázar.

Entre tanto… su marido, que había pasado buena parte de la jornada en el concurso de tiro de pichón, en el que él también participó y entregó premios, acabada con/la ‘pichonada’ montó en el coche de caballos y ‘enfiló’ la carretera para encontrarse con su esposa. Ángel Zárraga, periodista que enviaba a El Adelantado crónica diaria de los movimientos reales en el Real Sitio, describió la llegada de aquel a la ciudad, al tiempo que contaba esta anécdota:

‘En el Azoguejo, no sabiendo dónde se encontraba su esposa en ese momento ¡esta sí que es buena! preguntó a un alumno cadete de la Academia en qué lugar del recorrido que iba a realizar podría estar, “por la hora que es, -contestó-, se encontrará en La Fuencisla”. Alfonso le pidió, si no tenía inconveniente ¡mira tú! que subiera al vehículo y les guiara hasta el lugar. Así lo hizo. Alfonso encontró a Victoria, se quedó con ella y dirigiéndose a su conductor le dijo: ‘lleve a este joven hasta el lugar donde le recogimos’.

El ‘cicerone’ ocasional del Rey fue el alumno Martínez del Campo. Y no, no había llegado el teléfono móvil a nuestras vidas. Faltaba alrededor de ‘día y medio’.

Cinco días después de lo narrado, festejando la ciudad a San Pedro, la real pareja se llegó hasta el coso taurino para presenciar/presidir la corrida de toros protagonizada por Ricardo Torres Reina, ‘Bombita Chico’ y el hispano/venezolano Antonio Bienvenida. En los tendidos, lleno. En el ruedo al cincuenta por ciento de lo bueno y lo contrario. No sé cuánto se divirtieron los reyes, pero sí les digo que, además de los seis toros, fueron ocho los caballos que murieron en diferentes ‘lances’. Así se describió en el referido diario.

Al día siguiente, el Ayuntamiento ‘dictó’ que la carne de los astados se vendiera en dos puestos habilitados en la ciudad: Plaza del Azoguejo y el ‘Patín’. El solomillo a dos pesetas, ‘la’ sin hueso a 1,50 y con hueso a una.

En los primeros días de julio los reyes marcharon a San Sebastián. Fue un viaje no anunciado con anterioridad que despistó por completo a los periodistas acreditados. Se fueron de la noche a la mañana. Sin previa ‘notificación’. En su ausencia ocupó el palacio granjeño la Infanta Isabel. Su estancia en solitario fue corta. Solo había transcurrido una semana cuando los reyes regresaron. Lo hicieron desde Madrid en coche/carro tirado por 50 caballos.

A mediados del mes de Julio asistieron a la misa de campaña organizada en la Academia de Artillería. El Rey recorrió el itinerario La Granja/el Espolón, en el carro ya referido de 50 caballos. En el Espolón montó a caballo y llegó hasta la Academia. Una hora después, habiendo realizado ya el Rey los actos protocolarios, mandado un emisario para que informara de la tardanza de la reina y permaneciendo a la espera, llegó su esposa y comenzó la misa. El vehículo de transporte en esta ocasión para la dama fue un coche marca Renault.

Permanecieron hasta agosto. Después ‘saltaron’ a Inglaterra. Allí saludó el rey a la familia de su esposa.

Dato curioso, o puede que no. Para conmemorar la boda de la pareja hispano/británica, el escultor segoviano Aniceto Marinas diseñó una medalla que luego se talló en oro, plata y bronce. En Segovia se vendían, con éxito, en las librerías ‘La Concepción, en Plaza Mayor y en la de Antonio San Martín, en Juan Bravo 36.

_________

(1)En la pila de bautismo lo bautizaron con los nombres de Alfonso, Antón, León, Fernando, María, Santiago, Isidro, Pascual, y como apodo a lo largo de su reinado fue conocido como ‘El Africano’-por las guerras de África-, Fue su padrino de bautizo el Papa León XIII, si bien en su nombre y representación actuó el cardenal Rampalla. Madrina fue la Infanta Isabel. Del matrimonio nacieron seis hijos (dos hijas).

QOSHE - La anécdota entre Alfonso XIII y el alumno cadete - José María Martín Sánchez
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La anécdota entre Alfonso XIII y el alumno cadete

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18.01.2024

En aquellos tiempos, lejanos ya, en los que la Corte se desplaza al Real Sitio de San Ildefonso a disfrutar de su particular verano, corto, pero espléndido de actividades, la vida cotidiana del lugar era muy diferente. Marqueses, marquesas; condes, condesas; duquesas, ‘duqueses’ e hijosdalgo de todos ellos, militares, políticos, escritores, dramaturgos… pululaban por el recinto cortesano creando un ambiente diferente –muy diferente-, al que se vivía entre los límites de Palacio y los de ‘pa’ fuera.

‘Ya todo aquello pasó…’ el lugar, su ayuntamiento, sus habitantes, ganó –ganaron- terreno físico y perdieron, si es que las perdieron, fiestas palaciegas, circular de coches de caballos –ahora los caballos van dentro de otros coches-, cuarteles, comercio, visitas de ‘gente importante’… pero, el Real Sitio continúa siendo un Sitio Real. Lugar para pasear, para ver, recorrer y extasiarse con la belleza de sus jardines, de las calles de ‘afuera’, acabar tomando una copa y dormir con la tranquilidad que da el despertar de un nuevo día y ver desde el balcón todo lo que ofrece un Real Sitio, el de La Granja de San Ildefonso.

¡Basta ya! Hasta aquí llego, pues si continúo por ese camino puede que el hermano sacristán me corrija en latín, y ante esa posibilidad he decidido dar la vuelta por el otro lado y contar algunas anécdotas, sucedidos y cuestiones menores ocurridas a lo largo de un verano en el Real Sitio con la presencia de los reyes. En este caso los que ocupaban palacio era el matrimonio formado por Alfonso XIII (1) y la inglesa Victoria Eugenia de Battemberg.

Había........

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