De los Jesuitas y la Vera Cruz, indistintamente
No pasaron muchas centurias desde que describí el cómo, cuándo y de qué forma había sucedido la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús en España y en Segovia. Aquello fue en 1767 mandando y reinando Carlos III ‘El Político’. El mismo que dictó una Pragmática para sentenciar: ‘en fuerza de ley para el extrañamiento de estos reinos de los regulares de la Compañía… con prohibición de su restablecimiento en tiempo alguno’. Cómo sería de rápida la ‘cosa’ que el Rey, que actuó con nocturnidad y sin contar con el permiso de Clemente XIII, tuvo la ‘deferencia’ de comunicarle su real decisión después de ejecutarla. Claro que tampoco el Papa estaba ‘a partir un piñón’ con los Jesuitas. Concretando, se juntaron en el mismo tiempo y a la misma hora el hambre y las ganas de comer.
La restauración de la Compañía se produjo pasados 200 años, regresando a España en 1815, después de que Pío VII la restaurara, cuando ya reinaba Fernando VII. Si bien antes, ya con Carlos IV, éste permitió la realización de actividades a aquellos Jesuitas que se hicieron el ‘remolón’ cuando la expulsión y se habían quedado ‘escondidos’ en España. A ellos se les permitió volver a la enseñanza. Con la Revolución de 1868 se les ‘propuso’, otra vez, carretera y manta. Se marcharon. Regresaron dos años después.
Puede, eso lo dirá el lector, que el preámbulo haya sido en exceso largo, ya que donde yo........
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