Creo que me he metido en un jardín de imprevisibles consecuencias y del que no sé muy bien cómo voy a salir. Cara y cruz tiene la moneda. Y aunque en ésta su valor es el mismo, en mi propuesta no es así. La cruz, que es la mía, se queda muy por debajo de la cara, con un gran riesgo añadido.

Veamos: Comienza la andadura en la romana LOBA CAPITOLINA, ubicada en la Plaza Oriental o de la Artillería, cabe EL ACUEDUCTO segoviano. A breves pasos, una entrañable piedra lleva esculpidas las siguientes palabras: “DESCANSADERO DE GANAD0 OVINO INMEMOLRIALES VÍAS PECUARIAS CORDELES 45 VARAS D SANTILLANA D PALAZUELOS D LA LASTRILLA Y VEREDAS DE 25 VARAS D BERNUY DE PORREROS TODAS A EXTREMADURA”

Desde aquí, dirijo mis pasos hacia el paseo de Santo Domingo de Guzmán. Suenan en alguna parte las campanadas de las diez de la mañana y en una lejana capilla conventual, las terceras de la Santa Misa.

Comienza a calentar el sol y se agradece el arbolado. El tráfico es todavía escaso y el cinturón verde de Segovia con sus huertas, se presenta en su más completa plenitud vegetal.

Varios sillares de piedra sobre un pedestal muestran al paseante un escrito en el que puede leerse: “PASEO AL VALLE DEL RÍO ERESMA. LA CIUDAD VISTA DESDE LOS ALCORES QUE CIERRAN EL FOSO NATURAL QUE CIRCUNDA; LOS ARRABALES Y EL CAMPO… ESTO SERÁ LO MÁS PERSISTENTE EN NUESTROS RECUERDOS”. Marqués de Lozoya. 1952.

Investigaciones recientes enfrentan a dominicos, judíos y decisiones reales, pero no es ahora el momento para la discusión. Si lo es para la contemplación de la arquitectura isabelina de la iglesia de Santa Cruz la Real.

En la espléndida vista de las huertas y el Parral, paraíso terrenal, se destaca el movimiento de un hortelano que recoge no veo bien qué.

Un sexenio atrás, Benito (nombre ficticio), vino un día a mi casa de la Judería. Estaba un servidor en la cama por un problema en la columna vertebral. Benito venía a despedirse de mi esposa y de mí para recluirse en los jerónimos. Entró en mi alcoba y llevaba una maletilla con sus humildes pertenencias. ¿Qué más podía necesitar quien iba a dedicarse a los dos grandes ideales de San Jerónimo: Las Sagradas Escrituras y la Vida Monástica?

La visita fue breve. Ni siquiera tomó asiento. Y nos dejó con el consuelo de que le podríamos visitar con la frecuencia que quisiéramos.

Medio siglo después recuerdo un placentero paseo por la huerta conventual. Benito llevaba en su mano derecha un ejemplar de LA BIBLIA y en su izquierda, otro, con las AVENTURAS DE MORTADELO Y FILEMÓN. Hablamos de cosas trascendentes e intrascendentes.

Burla burlando, mis pasos avanzaron sin deparar en la gran mole de EL ALCÁZAR que aparecía y desaparecía como un gran fantasma. El tiempo, no contaba. ¿O sí? Y llegue hasta la iglesia de SAN JUAN DE LA CRUZ.

Una sucinta pero precisa información da cuenta de lo más destacado que albergan aquellas venerables paredes. Pero mi mente seleccionó, al ver al Niño Jesús de Praga un recuerdo imperecedero que se remontaba a mi infancia: -¿Quieres ser mi novio? Me dijo una niña durante la procesión del Niño celebrada en un lejano domingo de mayo. Participábamos los niños de la primera comunión de aquel año. ¡Cuánta inocencia!

PETICIONES A SAN JUAN DE LA CRUZ. Un recipiente recoge peticiones de la gente al santo. Están escritas en papelitos que se introducen por una ranura. ¡Cómo me hubiera gustado leer algunas!. Introduje la mía: “Inspiración para que mis escritos agraden a los lectores”

Y aquí incluyo, a capón, un hecho ocurrido poco tiempo después y que no deja de tener su busilis… Regresaba en el bus urbano a mi casa. Se detuvo éste en una parada del recorrido y en el momento de bajarse, un desconocido me entregó una fotografía de Cristo Crucificado, tamaño postal. Entre el barullo del vehículo escuché algo así como: “Tenga, por los artículos que escribe en EL ADELANTADO”. Me quedé gratamente sorprendido y sin la certeza de haberle dado las gracias.

Por averiguaciones posteriores deduje que se trataba del Santo Cristo del Humilladero, de Cabezuela. Y puedo afirmar que es uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida, dadas las circunstancias.

Cuatro operarios ultimaban en un rincón de la escalinata de la iglesia de San Juan de la Cruz una bella exposición floral. Pregunté de qué se trataba y me dijeron que de una boda. Deseé felicidad a los novios.

Ya en la alameda de la Fuencisla ¿cómo no recordar los versos del místico de Fontiveros?: “Mil gracias derramando/ pasó por estos sotos con presura”…

El Santuario de La Fuencisla celebraba el día de mi paseo laico una jornada de puertas abiertas para que los segovianos pudiéramos ver LA CONSERVACIÓN-RESTAURACIÓN DE LAS PINTURAS MURALES DEL CAMARÍN de la patrona de Segovia y su Tierra. También podían visitarse el resto de las dependencias con un importante contenido museístico de carácter religioso y profano relacionado con el lugar. Obviamente me detuve un rato en la antigua sacristía donde se muestran los azulejos de Gregorio Arnanz con bellas vistas de El Acueducto, la Catedral y el Alcázar

EL ERESMA BAJABA BRAVO

La iglesia de San Marcos es raro verla abierta. Pero aquel día tuve suerte. Un confesionario acaparó mi atención. Me acerqué a él y observé detenidamente aquel secular receptáculo de intimidades. ¡Cuántas sugerencias!

Finalmente y ya comenzando el regreso, me detuve ante el antiguo fielato. Dos cartelas saltan a la vista. La de la izquierda, dice: “El día de san Marcos,/ fiesta muy señalada,/ hace la santa iglesia/ procesión muy honrada,/ de las grandes del año,/ de cristianos loada/.” “El libro del buen amor. Año 1340, estrofa 1321”. ¿Harían ya en este barrio la romería con su verbena? ¿Y en el caso de ser así, echaría algún baile el arcipreste y con quién?

La de la derecha recuerda: “No se muere el que se va sino el que se olvida. En homenaje a todos los segovianos víctimas de Covid-19. No os olvidaremos. Asociación de vecinos de San Marcos”.

Y a todo esto:

La Virgen de la Fuencisla/ ve al Eresma pasar/mientras la Mujer Muerta/ duerme su sueño eternal./ Ambas le dan a Segovia/cierto cariz maternal/que la ciudad acoge:/ unos, con devoción/ y otros con lealtad.


*Académico Honorio de San Quirce.

QOSHE - Visión laica de un paseo casi místico - Carlos Arnanz Ruiz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Visión laica de un paseo casi místico

15 3
19.04.2024

Creo que me he metido en un jardín de imprevisibles consecuencias y del que no sé muy bien cómo voy a salir. Cara y cruz tiene la moneda. Y aunque en ésta su valor es el mismo, en mi propuesta no es así. La cruz, que es la mía, se queda muy por debajo de la cara, con un gran riesgo añadido.

Veamos: Comienza la andadura en la romana LOBA CAPITOLINA, ubicada en la Plaza Oriental o de la Artillería, cabe EL ACUEDUCTO segoviano. A breves pasos, una entrañable piedra lleva esculpidas las siguientes palabras: “DESCANSADERO DE GANAD0 OVINO INMEMOLRIALES VÍAS PECUARIAS CORDELES 45 VARAS D SANTILLANA D PALAZUELOS D LA LASTRILLA Y VEREDAS DE 25 VARAS D BERNUY DE PORREROS TODAS A EXTREMADURA”

Desde aquí, dirijo mis pasos hacia el paseo de Santo Domingo de Guzmán. Suenan en alguna parte las campanadas de las diez de la mañana y en una lejana capilla conventual, las terceras de la Santa Misa.

Comienza a calentar el sol y se agradece el arbolado. El tráfico es todavía escaso y el cinturón verde de Segovia con sus huertas, se presenta en su más completa plenitud vegetal.

Varios sillares de piedra sobre un pedestal muestran al paseante un escrito en el que puede leerse: “PASEO AL VALLE DEL RÍO ERESMA. LA CIUDAD VISTA DESDE LOS ALCORES QUE CIERRAN EL FOSO NATURAL QUE CIRCUNDA; LOS ARRABALES Y EL CAMPO… ESTO SERÁ LO MÁS PERSISTENTE EN NUESTROS RECUERDOS”. Marqués de Lozoya. 1952.

Investigaciones recientes enfrentan a dominicos, judíos y decisiones reales, pero no es ahora el momento para la discusión. Si lo es para la contemplación de la arquitectura........

© El Adelantado


Get it on Google Play