Por: Juanita Tovar

Una emergencia económica no es un recurso retórico ni un atajo político. Es una figura excepcional prevista en los artículos 212 a 215 de la Constitución para situaciones graves, imprevistas y urgentes que amenazan el orden económico del país. Cuando el Gobierno la declara, admite que los mecanismos ordinarios no bastan y que se requieren decisiones inmediatas para evitar un daño mayor. No es normalidad: es alarma institucional.

Este 22 de diciembre, vía decreto, el Gobierno declaró la emergencia económica y social en el país, justificándose en que enfrenta una situación fiscal difícil que lo obliga a acudir a esta figura extraordinaria para cubrir un déficit presupuestal estimado en 16 billones de pesos. El mensaje es claro: sin medidas urgentes, el Estado no tendría cómo responder a........

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