Pensaba para sus adentros cómo definiría a esta persona, en el hipotético caso de que tuviese que presentarla a alguien que no le conociese. Seguramente diría que se trata de un “gran hombre” menudo y enjuto, humilde y bondadoso, un hombre de mirada sincera, que siempre te recibe con una sonrisa y una palabra amable. Una persona cuya vida es un ejemplo de coherencia y entrega a los demás ignorándose a sí mismo, que siempre ha vivido rodeado de jóvenes, generación tras generación, y un alma tan grande como un templo. Cientos de personas se le han acercado a lo largo de su vida tanto para pedir como para ofrecer y siempre han sido recibidas con respeto, sin juzgarlas, sin preguntar nada, porque con él se rompe la tradición de aquella frase lapidaria de la España católica, apostólica y romana que decía: “haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga”. En su caso es tan difícil hacer lo que él, que solo se le puede admirar y sentir orgullo de haber estado alguna vez cerca suyo. Es esa excepción que rompe las reglas, un ejemplo de vida secular y religiosa en el que se confunde la humanidad con el sacerdocio en un todo coherente, sin que nunca reproche nada a nadie. Digno referente de Cristo en la tierra incluso para los ateos, pues a nadie pregunta sobre sus creencias cuando se acercan a él y a nadie niega su ayuda. Un hombre que se despoja de todo cuanto tiene, que no conoce el pudor cuando pide para otros y se entrega sin reservas. Como se puede definir a un hombre que es todo bondad? Cuando alguna persona lo ha definido como un Santo, él lo ha negado ruborizado porque considera que solo se comporta según su conciencia, y viendo a esta persona tan íntegra uno no puede dejar de pensar en lo que pasaría si esa “conciencia” se generalizara: quizás viviríamos en un mundo más amable y solidario, quizás no habría guerras “justas, ni necesarias”, porque aquello de no hacer a los demás lo que no quieras para ti mismo cobraría sentido, y no sería un slogan sino una premisa necesaria para la convivencia. Quienes hemos tenido la suerte de conocer a Don Jesús Peregrín sabemos de lo que hablamos: de un modelo de vida inalcanzable para el común de los mortales, de un ejemplo de humanidad que nos convence de que el ser humano puede elevarse sobre su condición mortal para alcanzar un nivel de perfección cercano a la santidad. Pensaba que daba igual ser o no creyente, que esa sabiduría de saber conducirse en la vida entregándose a los demás en la medida que cada uno pueda o quiera, solo es una forma de alcanzar la excelencia humana, aunque tenía la convicción moral de que DON JESUS PEREGRÍN HABÍA CONSEGUIDO ROMPER ESE TECHO DE CRISTAL QUE SEPARA LO HUMANO DE LO DIVINO.

QOSHE - Don Jesús Peregrín, entre lo hunano y lo divino - Antonia Amate
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Don Jesús Peregrín, entre lo hunano y lo divino

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03.02.2024

Pensaba para sus adentros cómo definiría a esta persona, en el hipotético caso de que tuviese que presentarla a alguien que no le conociese. Seguramente diría que se trata de un “gran hombre” menudo y enjuto, humilde y bondadoso, un hombre de mirada sincera, que siempre te recibe con una sonrisa y una palabra amable. Una persona cuya vida es un ejemplo de coherencia y entrega a los demás ignorándose a sí mismo, que siempre ha vivido rodeado de jóvenes, generación tras generación, y un alma tan grande como un templo. Cientos de personas se le han acercado a lo largo de su vida tanto para pedir como para ofrecer y siempre han sido recibidas con respeto, sin........

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