Hoy salir a la calle y ver escaparates adornados de corazones y rosas rojas, ya es un clásico. Acabada la Navidad y rotos los bolsillos entre Papá Noel, Reyes y rebajas, queda “todo al rojo”, aunque ese rojo pueda tener mil significados: rojo sangre, rojo vida, rojo peligro, rojo muerte, rojo atardecer o rojo infierno, como cuando yerra la flecha de Cupido y en lugar de dar de lleno en el corazón, lacera el cuerpo del cándido herido y se abren para él las puertas del infierno. Esta mañana se había levantado con el ánimo de no derrumbarse, y a pesar de que los pensamientos negativos la asaltaban al menor descuido, había decidido luchar. Lo primero que hizo cuando se miró en el espejo y vio su lamentable estampa: despeinada y con ojeras, fue cambiar su imagen, hoy tenía que triunfar frente a la nada... Entró en aquella insuperable e insustituible habitación mágica donde todo se puede disimular y salió siendo otra. Maquillaje, colorete, lápiz labial, secador de pelo y mucha vitalidad, operaron el cambio. Se ciñó aquel vestido negro que tanto le gustaba, se puso la cazadora y las botas de cuero que le daban un aspecto desafiante y juvenil, y salió de su casa dando un portazo. Es cierto que cuando se topó con las primeras rosas y corazones encarnados que exhibían los establecimientos públicos allá donde mirase, tuvo un asomo de tristeza, pero enseguida se lo sacudió. Le vinieron a la mente tantos días como este en los que solo había recibido desdén, desprecio, invisibilidad y le dieron náuseas. SOLA, prefería estar sola y feliz, Cupido no siempre acierta -pensó irritada- mientras cogía el autobús que la dejaría en su destino. Mientras atravesaba la ciudad iba divagando, hablando para sí misma: si actualmente todo está asegurado, como no se puede pedir responsabilidad a ese angelito loco que se dedica a disparar flechas indiscriminadamente y sin permiso de armas? No se le puede pedir que rinda cuentas de sus actos? Recordó cuando lo conoció, tan atractivo, tan seguro de sí mismo, tan apuesto… que bien escondía el lagarto que llevaba dentro! Cuando se bajó la cremallera del disfraz ya era tarde, tenían dos hijos y una hipoteca. Le costó descubrirlo a pesar de que él no hizo nada por disimular una vez pasada la emoción del enamoramiento. Abstraída en sus pensamientos casi se pasa la parada donde debía bajarse. Pasó el control de seguridad, caminó taconeando con seguridad, el final del trayecto estaba delante de ella, notó como le clavó su mirada desde que la vio aparecer. Ella lo ignoró y se dirigió a su abogada: ¿dónde hay que firmar el divorcio? Solo escuchó el silbido de la flecha pasando junto a su cuello: ¿a quién habrá herido hoy?

QOSHE - Cuando yerra Cupido - Antonia Amate
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Cuando yerra Cupido

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10.02.2024

Hoy salir a la calle y ver escaparates adornados de corazones y rosas rojas, ya es un clásico. Acabada la Navidad y rotos los bolsillos entre Papá Noel, Reyes y rebajas, queda “todo al rojo”, aunque ese rojo pueda tener mil significados: rojo sangre, rojo vida, rojo peligro, rojo muerte, rojo atardecer o rojo infierno, como cuando yerra la flecha de Cupido y en lugar de dar de lleno en el corazón, lacera el cuerpo del cándido herido y se abren para él las puertas del infierno. Esta mañana se había levantado con el ánimo de no derrumbarse, y a pesar de que los pensamientos negativos la asaltaban al menor descuido, había decidido luchar. Lo primero que hizo cuando........

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