Estados Unidos: Cultura de intolerancia y extremismo de derecha radical
A ningún interesado, estudioso o conocedor de las realidades pasadas o presentes de Estados Unidos le pasaría por alto la recurrente presencia de un definido y notorio componente de violencia institucionalizada, que reaparece con intermitencia a lo largo de su devenir histórico como nación. De manera regular, el ejercicio de esa violencia se incuba en caldos de cultivo tan saturados de intolerancia, que ésta opera como justificación ideológica de determinadas acciones, que promueven actores diversos. A veces, el Estado, a través de las instancias de gobierno, en otras ocasiones, los partidos políticos o los grupos de interés y presión. O, incluso, organizaciones terroristas internas o individuos con traumas ocasionados por sus experiencias bélicas, así como jóvenes enajenados, víctimas de las drogas y de la exposición a la violencia directa del medio en que viven o del que recrean la industria del entretenimiento, los juegos de video, el cine, la internet, las redes digitales. Más allá de las raíces, interesa de momento palpar el problema. En posteriores escritos se regresará y abundará al respecto.
Según los registros periódicos de una institución especializada, Gun Violence Archive, la cifra de muertes en incidentes de violencia armada en Estados Unidos entre 2014 y 2022 fue superior a 150 mil personas, y al finalizar el pasado año, 2023, se estimaba en unos 25 mil por esa causa, promediándose así más de cien diarias. De modo que, en términos estadísticos, pero a la vez, históricos, la práctica del terrorismo interno es una de las manifestaciones frecuentes de conductas violentas y fuentes de asesinatos llevados a cabo con armas de fuego. La violencia, en resumen, es intrínseca a la sociedad norteamericana. Metafóricamente, puede decirse que se halla en su ADN, que genéticamente, es innata. Nace con el capitalismo como sistema, desde que surge y en el caso específico de Estados Unidos, desde que se instala al surgir como nación, expresada con crueldad y barbarie contra los pueblos indios originarios y los esclavos africanos. La intolerancia que sostiene a esa violencia no tiene una impronta política, sino cultural, pero la adquiere, y de qué manera la hace suya, hasta hoy.
Una referencia más cercana es la que se plasma en las últimas semanas en no pocos medios de prensa y estudios académicos, que con........
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