¿De qué tranquilidad hablan?
LA HABANA, Cuba. – Aun habiendo sufrido más de dos días de apagón y casi una semana sin agua potable, los de La Habana pueden sentirse afortunados en un país donde la “normalidad” es un lujo, y donde el “lujo” se reduce a tener un poquito menos de miseria.
Más allá de los límites de la capital, en “las provincias”, en la mayor parte de la Isla, hay millones de personas que llevan más de 100 horas sin electricidad y que soportarán las 500 si vuelve a fallar “el sistema” —porque sin dudas volverá a pasar. Y esa conciencia de saberse condenados, abandonados, excluidos de los pequeños “lujos” que solo los “afortunados” encuentran escarbando en la miseria, les ha ido aniquilando la esperanza e instalando la resignación en el espacio vacío que dejó aquella.
Algunos ya no piden una luz que llegue para quedarse sino apenas volver a esas jornadas de “apagones programados”, anteriores a este apagón general que pareciera provocado a conciencia de un régimen perverso, es decir, a propósito de hacerlos añorar aquellos días de “ensueño” en que veían encenderse los bombillos y el ventilador de la casa solo un par de horas en la madrugada.
“Mejor 15 horas de apagón que no la oscuridad permanente”, dicen........
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