Un libro anaranjado: lee la columna de Álvaro Castillo Granada
“Era un libro anaranjado”, eso es lo único que podía recordar de ese día.
Fue en 1997. A las tres de la tarde. Estaba sentado en mi silla de siempre: tercera fila del lado izquierdo. Segunda silla. En la sala de cine del Museo de Arte Moderno.
Antes de empezar la película entraron dos personas. Un hombre y un mujer. El primero empezó a hablar:
-Buenas tardes. Los interrumpo un momento. Les vengo a contar una historia. A mi amiga, la poeta, la asaltaron ayer. Unos ladrones entraron a su casa y le robaron todo. Lo único que tiene en este momento son algunos ejemplares de su último libro de poesía.
Y sacó de una mochila un libro anaranjado.
-Vale (la cifra no la recuerdo)… El que quiera ayudarla puede comprar uno.
La poeta, una mujer menuda, de gafas y con el pelo muy largo, sobre los hombros, no pronunció una sola palabra.
Compré uno. Los dos se fueron. La película empezó.
Tiempo después, en la Casa de Poesía Silva, reconocí a la mujer de ese día.........
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