La “buena vecindad” latinoamericana en su peor momento
SANTIAGO – El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó el jueves 11 por amplia mayoría la previsible “condena enérgica” a la violenta incursión policial que el gobierno de Ecuador ordenó contra la embajada de México en Quito para secuestrar al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
La resolución, que en su séptimo acápite exhortó al diálogo a ambos gobiernos para superar el conflicto “de manera constructiva”, fue calificada por la revista digital quiteña La Palabra Abierta, como una muestra de la “diplomacia del colchón” (amortiguar la conflictividad) habitual de la OEA, en un momento en que numerosos hechos dan cuenta del quizás peor momento de las relaciones latinoamericanas e incluso interamericanas.
Allá por 1954, en los actos cívicos del lunes en las escuelas públicas chilenas junto al himno nacional se solía cantar también a coro El himno de las Américas, cuya primera estrofa dice: “Un canto de amistad, / de buena vecindad, / unidos nos tendrá eternamente, / por nuestra libertad, por nuestra lealtad, / debemos vivir gloriosamente”.
Mientras las infantiles voces cantaban con entusiasmo, en Guatemala el gobierno de los Estados Unidos organizaba el golpe que derrocó al presidente Jacobo Arbenz y en general en el hemisferio se multiplicaban las dictaduras militares que acompañaban a Washington en sus cruzadas anticomunistas bajo el sello de la Guerra Fría.
Pese a los avatares de las democracias latinoamericanas durante el siglo XX, en las últimas décadas el continente americano pudo exhibir una “buena vecindad” con disputas menores entre Estados, resueltas por arbitrajes y negociaciones, en contraste con otras áreas del planeta escenarios de continuos conflictos armados.
Más polarización, menos libertades
Esa buena vecindad está haciendo agua por la esfera diplomática y contrariando el himno americano se expresa en atentados a las libertades, donde los derechos humanos retroceden paulatinamente, sofocados por gobiernos autoritarios, así sean emanados de las urnas, que atropellan el derecho internacional para subordinarlo a intereses internos o apuestas geopolíticas, en un cuadro de creciente polarización latinoamericana.
La violenta invasión policial a la embajada mexicana en Quito la noche del viernes 5, con los vejámenes al encargado de negocios Roberto........
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