Cuba, el periodismo que quiere Díaz-Canel
Por Xavier Carbonell
Durante los últimos tres o cuatro años he sido un lector obsesivo de prensa oficial. Un buen agente de la contrainteligencia debe leer cada día los periódicos independientes, pero un periodista independiente debe conocer Granma mejor que los editores de Granma. Así es el oficio. Sin esa dialéctica, macabra y entretenida, todos fracasaríamos. ¿Acaso no dijo Fidel Castro que “internet es un instrumento revolucionario, que permite recibir y transmitir ideas, en las dos direcciones”?
Recibir y transmitir es lo que queda cuando ya no se puede vigilar y castigar. La situación de la prensa oficial es dramática porque fue lanzada de pronto a ese intercambio, sin estar preparada. Desde el 11 de julio de 2021, y mucho antes —con la llegada de internet a nuestro páramo medieval—, ha tenido que enfrentarse al enemigo del que Fidel Castro siempre intentó protegerla: el mundo real. Ahora, los periodistas del oficialismo repiten en cada congreso que son revolucionarios, que creen en las dos direcciones señaladas por el máximo líder, pero están atrapados entre la realidad y el censor.
Randy Alonso, nuestro Joseph Goebbels, ha sido uno de los que mejor ha expresado la paradoja del gremio al definir en 2022 el lugar de la platarforma Cubadebate: “Aunque como oficina nos subordinamos al Partido —sobre todo a partir de que le brindamos servicios en temas de análisis y monitoreo—, Cubadebate sigue siendo una publicación de los periodistas, con autonomía y con una línea editorial propia, es decir, no es un órgano del Partido ni algo por el estilo. Hemos mantenido nuestra independencia como medio digital, creado por la UPEC, pero con la línea clara de defensa de la Revolución”.
Incluso un intocable como Alonso tiene que cuidar sus palabras y contradecirse con descaro. La palabra subordinación no es compatible con la palabra autonomía; no puede haber una línea editorial propia, una independencia, cuando el objetivo declarado es la defensa de un régimen totalitario. Decir sin decir es el destino que ha escogido la prensa del socialismo. La ironía es también gramatical: de las 29 acepciones que el diccionario recoge del verbo cubrir, la número 18 es “seguir de cerca un acontecimiento”. Cubadebate y sus compinches........





















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