La primicia de Carilda y Riverón
Las primeras décimas dedicadas al Comandante en Jefelas escribieron dos grandes poetas; ambos, sin ponerse de acuerdo, le expresaron gratitud en nombre del pueblo
Nunca he olvidado una honda impresión provocada por un escrito de Celia Hart Santamaría, la hija de Armando Hart Dávalos y de la heroína del Llano y de la Sierra Haydée Santamaría, que fue publicado el 15 de septiembre de 2004, donde aseguraba lo siguiente: “Fidel hablaba de Cuba como si hablase de un barrio”.
Y dijo mucho más, la inquieta y simpática joven revolucionaria que conocimos personalmente y a la que entrevistamos en una oportunidad por esos días precisamente: “Fidel tiene eso; hacernos sentir que está de visita en nuestra casa, cuando empiezan a flaquear las esperanzas. Este hombre mágico llega a límites inimaginables, su voz seca lágrimas y abre los corazones, con la serenidad y la convicción guerrera y rebelde de haber vencido mil veces, y todavía seguir en campaña. Hemos tenido la dicha de vivir como testigos de su pericia y audacia, de tal manera que en Cuba y con Fidel, sin duda de ninguna clase, la “locura es la mayor de las sensateces”.
Las primeras décimas a Fidel
Por ser así es que se nos ocurre decir que Fidel era y es una motivación poética constante no solo para los poetas profesionales.
Escritores de versos prominentes como Carilda Oliver Labra y Francisco Riverón, siendo Fidel un estadista hecho de otra cosa, de los que se preocupa enormemente por un futuro que no sabemos si existirá, se sintieron muy atraídos por una personalidad tan vigorosa y resonante y, sin mirarse, dirigirse la palabra, verse los dos en un espejo, ni formularse preguntas poéticas de ningún tipo, escribieron ambos, cada uno por su parte, unas décimas sobre el mismo tema y casi con un mismo título, con esa sana idea de darle las gracias por su obra y ejemplo.
Hoy nuestro pueblo –igual que siempre– aprecia, valora, guarda y protege su legado y memoria, y lo quiere mostrar a los niños, adolescentes y jóvenes, que no lo conocieron personalmente, su impronta, hidalguía, sensibilidad, y amor al otro.
¿Faltarían más argumentos para justificar plenamente la acción poética de Carilda y Riverón? Aquí están, si no completos, dos de las espinelas que nacieron en las almas de ambos bardos.
Si el dinámico, estoico y entusiasta Samuel Feijóo, recolector de canciones, refranes, proverbios de la tradición cultural cubana, hubiera conocido los dos poemas escritos a Fidel por el habanero Francisco Riverón Hernández y la matancera Carilda Oliver Labra, los hubiera incluido sin consultarlo con nadie en su interesante libro Contactos poéticos, publicado por la Editorial Unión, de la Uneac, en 1980, en el que, precisamente, el gran investigador, antólogo........





















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