¿Cómo serías tu hoy si no se hubiera hecho la Revolución Cubana?
"La historia de la Revolución Cubana, es corta en años, señor presidente, y rica en hechos; rica en hechos positivos y rica, también, en las amarguras de las agresiones sufridas" Ernesto Che Guevara. 1961
Esa puede ser una buena pregunta para responderla con honestidad y fundamentación por parte de millones de cubanos de distintas generaciones dentro y fuera del país. Pero la pregunta también puede ser válida para muchos más de millones de personas de gran parte del mundo, beneficiados o influidos de cualquier forma por la revolución, incluyendo también a sus adversarios multicausales. Y esa categoría de SER implica todos los ingredientes de la vida entre los cuales debe incluirse, desde los orígenes mismos, lo material, lo político, lo educacional, las condiciones de salud, la supervivencia o esperanza de vida, lo cultural, lo ético, el asentamiento territorial, la justicia y la solidaridad, la libertad y liberación de pueblos enteros.
Si usted, estimado lector, ha estado relacionado en alguna medida con algún aspecto influyente de la Revolución Cubana, como los citados, trate de responderse introspectivamente esta pregunta que, según Gabriel García Márquez (6/3/27-17/4/2014) confesara en carta manuscrita de 1978, le hiciera de golpe hacía poco un amigo, en México. La carta fue publicada en la Revista Casa del número 275 de fecha abril-junio de 2014. Así que antes que Ud. realice su balance personal, lea atentamente la respuesta del Premio Nobel de Literatura (10/12/82), quien el 4 de diciembre de 1985 asumió la presidencia de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, Cuba. Y luego fundara la Escuela de Cine y TV en Cuba. Quizás le sirva de modelo.
Este es el relato de García Márquez:
¿Cómo serías tu hoy si no se hubiera hecho la Revolución Cubana? Esta fue la pregunta que le hizo el amigo.
—No sé— le contesté asustado— Es imposible saber cómo sería uno si fuera cocodrilo.
Más tarde, pensándolo bien, comprendí que la Revolución Cubana me puso a salvo de los honores más altos y deplorables. En la media noche del 31 de diciembre de 1958, a pesar de las serpentinas, la música y la champaña del Año Nuevo, yo no era más que un periodista de segunda fila en Caracas. Ya había publicado una........
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