Catástrofes climáticas y ecomunitarismo: consideraciones iniciales a partir de un caso
Este texto parte de un ejemplo brasileño pero pretende tener validez planetaria, a la luz de la propuesta ecomunitarista.
A principios de mayo de 2024, tras intensas lluvias, estamos viviendo en Rio Grande do Sul (RS), el Estado más sureño de Brasil, la peor inundación ocurrida desde 1941. Muchas casas fueron arrasadas y las calles de muchas poblaciones se han convertido en ríos y sus plazas en lagos. Hasta ahora dos millones de personas se han visto directamente afectadas (el Estado de RS tiene algo más de 11 millones de habitantes), y muchas más lo han sido indirectamente a causa de la falta de luz eléctrica y/o agua potable, la destrucción de puentes, el corte de decenas de carreteras y caminos, y/o los deslizamientos de tierras provocados por el agua; medio millón de personas tuvieron que abandonar sus casas destruidas o dañadas, de las cuales 81.000 fueron acogidas en abrigos colectivos (y unos 10.000 animales también han sido rescatados); una parte de Porto Alegre ( la capital del Estado) y su región adyacente, está inundada. Hasta el momento en el que escribo estas líneas se contabilizan 143 personas muertas y 132 desparecidas.
Haciendo frente a tal devastación , en una impresionante demostración de solidaridad, una legión de miles de voluntari@s (algun@s venid@s de fuera del Estado) se sacrifican a cada hora para rescatar a los aislados, alojar y alimentar a los desalojados (sin olvidarse de sus animales domésticos). Ell@s multiplican por mil el socorro que las corporaciones de Bomberos, la Defensa Civil, militares y policías están prestando a los damnificados. Miles de toneladas de alimentos, ropas y otros productos han sido donados por la ciudadanía (incluso de fuera del Estado de RS) para ayudar a los damnificados. El Gobierno federal presidido por Lula ha prometido 50 mil millones de Reales (unos 10 mil millones de dólares) para auxiliar al Estado de RS y ayudar en su reconstrucción.
Cuando se empieza a indagar sobre las causas de esta catástrofe, algunos datos indican que no estamos frente a un fenómeno puramente "natural", sino también provocado por efectos de la actuación humana, en el contexto del capitalismo.
Así algunas organizaciones ambientalistas han subrayado que el actual Gobernador del Estado de RS, poco después de asumir su primer mandato en 2019, flexibilizó diversos aspectos de la legislación ambiental, y que tales decisiones pueden haber contribuido a la actual tragedia. Se señala que ese Gobernador, alineado con la concepción del anterior Presidente del país (Jair Bolsonaro) consideró que dicha legislación obstaculizaba los negocios y necesitaba ser "modernizada". Y con esa visión cambió el procedimiento de la Licencia Ambiental que antes cualquier proyecto de construcción-producción debía obtener después de varios estudios de impacto ambiental, habilitando a los empresarios a emitir ellos mismos esa Licencia por vía digital, sin ningún estudio ambiental previo. Y también eliminó los itens referentes al cuidado de las florestas nativas (hoy queda solo un 7 % de la costera Mata Atlántica) y del bioma "pampa" (predominante en el Estado pero hoy reducido a la mitad de su tamaño original a causa de la pecuaria y los grandes monocultivos), y quitó la prohibición de practicar la deforestación de varias especies de árboles nativas, todo lo cual habría disminuido la capacidad del suelo para retener el agua de las lluvias, facilitando la creciente de los cursos de agua y los deslizamientos de tierras. Igualmente, a principios de 2024 ese Gobernador flexibilizó la ley que trataba de la construcción de represas y reservatorios en áreas protegidas, lo que pudiera haber también facilitado la ocurrencia de un evento extremo como el que está viviendo RS.
Luiz Marques, docente de la Escola de Ciência del Centro Nacional de Pesquisa em Energia e Materiais (CNPEM), en Campinas (São Paulo), señala que, con poca vegetación nativa, aumenta la erosión y disminuye la capacidad del suelo de RS para almacenar el agua de la lluvia; y como resultado de ello, el agua fluye más rápidamente hacia los ríos durante las tempestades intensas, aumentando el riesgo de inundaciones. Y concluye que si el plantío de árboles nativas no evitaría totalmente el riesgo de una gran inundación, la misma ocurriría a cada 300 años, y no como ha sucedido ahora, cuando en la región serrana de RS ha habido tres serias inundaciones en tan solo en un año.
De ese análisis debemos retener ya un dato: sin dejar de tener que adaptarse a cambios climáticos que pudieran ser en parte incontrolables por los humanos, queda claro que (y no solo para el caso aquí tratado) el plantío masivo de árboles nativas es una........
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