Antonieta Sosa
Antonieta es esa niña voluntariosa de la primera foto, que tenía un perro con quien jugar y como le quitaron el perro decidió seguir jugando sola por siempre.
Antonieta niña viaja mucho en aviones y como no es un varoncito no se fija en la forma ni el modelo de los aviones sino en su angustia porque la llevan siempre lejos de algo.
Antonieta no ama su nombre ni su apellido y por eso está siempre buscando cambiar el Arte que es el otro nombre del mundo.
Cuando Antonieta está a punto de encontrarse cambia de peinado y deja una foto para confundirse a sí misma.
Antonieta estudia sicología sin saber que lo que iba a descubrir es el inconsciente del mundo que es la totalidad.
Antonieta hace esculturas de madera y después las quema en público porque la gente teme al arte y teme más a quienes no temen al arte.
Antonieta joven entrena en danza todos los días para que su cuerpo haga todo lo que ella le exige en los performances o situaciones y es peligroso porque Antonieta no le exige nada a nadie y a sí misma lo imposible.
Antonieta mira morir la avispa que cae en el frasco de solvente y para que no muera en el recuerdo empieza a pintar mariposas que brillan en la oscuridad.
Mientras el insecto se desintegra en el frasco, traza Antonieta alas de mariposa sustituyendo las escamas por patrones milimétricos que contraponen fondo contra forma o forma contra fondo.
En cada escama o cada celdilla Antonieta dosifica la coloración hasta encender fulgores o chispas que tienen lugar en regiones remotas de la retina: o más lejos: en matrimonios impensados dentro de los confines de las mentes.
En las mariposas del mesencéfalo incrusta Antonieta retículas........
© Aporrea
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