El terrible error de Von Papen
“Sabes”, me dice mi amiga Susana, “estoy preocupada. Muchos amigos míos de siempre, conservadores, de derechas, ya sabes; gente a la que conozco desde hace años y a la que aprecio mucho, gente tranquila y razonable, me dicen que van a votar a Vox. Que este chico, Casado, les parece un payasete, un sinsustancia que no dice más que tonterías. Un descafeinado. Que la derecha seria son los de Vox. Y no sé qué decirles”.
Le contesto que, como ella sabe bien porque también es periodista veterana, la percepción personal, lo que nos pasa a nosotros, lo que dicen nuestros amigos, nunca es significativo a efectos estadísticos. Procede nada más que del entorno en que nos movemos, que no suele pasar de unas decenas de personas, así que no quiere decir, en realidad, nada. Pero la verdad es que yo también estoy preocupado.
Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, ha desembarcado en Castilla y León a poquísimos días de las elecciones. Lo ha hecho como suele, en plan general McArthur, saltando del barco y metiendo los zapatos en el agua hasta llegar a la playa, triunfal. Se lo ha pedido el candidato de su partido, Mañueco, que está adelgazando porque cada día que amanece suda más este hombre, a pesar del frío. Tiene gracia esto. Estas elecciones de mi tierra, completamente innecesarias para los ciudadanos, las convocó Mañueco, como no podía ser de otra manera, pero las urdió Pablo Casado. ¿Para qué? Para devolverle el golpe a Ayuso, quien, en marzo del año pasado, convocó sus propias elecciones anticipadas (y también innecesarias para la gente), obtuvo un triunfo que ni el de Napoleón en Austerlitz y consiguió lo que quería: convertirse en la rival directa de Casado, su antiguo amigo, por el liderazgo del partido. Es decir, que estas elecciones castellano-leonesas se montaron, hablando claro, contra Ayuso.
Y ahora el obediente Mañueco se ha visto obligado a pedir ayuda precisamente a Ayuso para salvar los muebles; porque Casado, que es verdad que se está dejando la piel en la campaña, perjudica más que ayuda. No dice más que gansadas: que si la........
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