Así venimos quedando los seguidores de los medios desde nuestra adolescencia, ante la crisis de confianza en todo y sobre todo, rasgo que se viene colando en nuestro “ethos” cultural; país de mentiras ya lo llaman algunos, aterrados ante la posibilidad cierta de quedar en blanco por no saber qué es mentira y qué es verdad, estrategia que confunde si bien puede ser de utilidad política, pero no para la ética informativa sin ladearse, de la cual se espera que oriente sin desorientar; de no ser que alguno crea en lo de “cae más fácil un mentiroso que un cojo”; las respuestas inesperadas van desde la desconfianza hasta la fanatización de cruzados enceguecidos por el odio, antes que por la mirada racional de la política; el resultado, las cifras crecientes de líderes sociales “comunistas” asesinados, que ya nadie mira asombrado, dejándolas pasar como pasa la niebla.

Fanatización desbordada mediando las ignorancias voluntaria o involuntaria, atizadas estas por líderes también alienados; ejemplo: una líder de la extrema derecha, con posgrado en Ciencia Política de universidad prestigiosa, perora sobre el “gobierno comunista de Petro”, cuando debiera saber por sus estudios académicos, que llegar a este estadio de la evolución social implica haber alcanzado la sociedad sin Estado, sin clases sociales y con reparto igualitario del inventario económico, objetivos que ni en sombras aparecen en este proyecto de sociedad para el remoto, mediano o inmediato futuro. Explicable: si las religiones suelen proyectar paraísos después de la vida, por qué no soñar con quimeras terrenales para jalonar la existencia humana? Pero resulta más estratégico para los fines conservadores confundir conceptos manteniendo a la población en la ignorancia esta sí involuntaria, tragando entero, sustituyéndole visiones racionales y analíticas del mundo por frivolidades de farándula.

Colgados de la brocha vamos quedando quienes ya no sabemos a qué atenernos ante la multitud de mentiras consentidas, esclarecidas solo cuando el daño ya está hecho. Menos mal que, amigos del cambio usando desde la vía del voz a voz, hasta el “WatsApp” han logrado crear una corriente no violenta, que le apueste al cambio del modelo social de resultados sociales desastrosos que venimos viviendo por siglos; así sea con reformas suaves, casi tímidas, más al centro que de izquierda radical, que abusando de la ignorancia y metiendo miedo, se atreven a llamarlas “comunistas”, sin sonrojarse.

Por Libardo León Guarín

lileguar@gmail.com

QOSHE - Opinion Colgados de la brocha - Libardo León Guarín
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Opinion Colgados de la brocha

10 0
20.02.2024

Así venimos quedando los seguidores de los medios desde nuestra adolescencia, ante la crisis de confianza en todo y sobre todo, rasgo que se viene colando en nuestro “ethos” cultural; país de mentiras ya lo llaman algunos, aterrados ante la posibilidad cierta de quedar en blanco por no saber qué es mentira y qué es verdad, estrategia que confunde si bien puede ser de utilidad política, pero no para la ética informativa sin ladearse, de la cual se espera que oriente sin desorientar; de no ser que alguno crea en lo de “cae más fácil un mentiroso que un cojo”; las respuestas inesperadas van desde la desconfianza hasta la........

© Vanguardia


Get it on Google Play