La locomotora oficial de Santander, aunque distante de sus predecesores, está (re) tomando lentamente la ruta negacionista según la cual, en Santander, no hay presencia del Clan del Golfo ni de El Tren de Aragua y las organizaciones de Los del Norte’ y ‘los del Sur’, en el área Metropolitana de Bucaramanga, son un fenómeno exagerado,,, pero el Observatorio de Paz y Derechos Humanos de la Corporación Compromiso, advierte lo contrario.

El informe de la Corporación Compromiso resalta la creciente violencia en Colombia y la atribuye a múltiples actores violentos, incluyendo una facción de extrema derecha que ha obstaculizado la implementación del acuerdo de paz. La salida de las FARC de algunos territorios ha llevado a una reorganización criminal y al fortalecimiento de grupos armados, principalmente narcoparamilitares, desencadenando una nueva fase de violencia centrada en las disputas por las rentas ilegales y la ausencia del Estado, puntualiza el informe.

El informe recuerda que, entre enero de 2018 y junio de 2022, se asesinaron a 716 personas que ejercían liderazgos en Colombia. El resultado: que organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Front Line Defenders declaren a Colombia como el país más peligroso del mundo para los defensores de los derechos humanos, ya que concentró el 46% de los asesinatos de líderes de 26 países monitoreados.

El informe no busca polemizar, aunque pone de presente la realidad perturbadora que también como ciudadanos se nos facilita negar y negar, mirando para otro lado.

Como región, somos una intersección vial enclavada en la mitad del país por la que pasan para uno y otro lado, además de las carrileras de los trenes que no se ven, los intereses oscuros del oriente y los del occidente, los intereses de la delincuencia del norte y sur de Colombia, siempre por Bucaramanga, que sigue siendo el mejor vividero. (Vuelvo a preguntar en esta columna, tres años después: ¿Mejor vividero para quién, para quiénes o para qué?)

Nuevamente la percepción de las autoridades y de la ciudadanía se distrae y distorsiona con los anuncios triunfales de pequeñas batallas y conquistas en contra de la delincuencia menor para cambiar la percepción de una realidad oscura que seguirá avanzando, una realidad en las que las cárceles se fortalecen como centros de negocio y criminalidad, seguros y confortables, engranados por telégrafo a las estaciones del tren y otros servicios.

Nota de N: Las banderas de Jaime Alonso Vásquez Giraldo, líder asesinado en Cúcuta, siguen ondeando.