Vanguardia, el pasado 31 de marzo, publicó una columna de opinión de Miguel Ángel Pedraza, en la que tan apreciado colega hace amargos y veraces comentarios sobre Metrolínea. Yo, metiéndome en corral ajeno, hago acotaciones a ella:

En 1995, tras inaugurarse el Metro de Medellín, comenzó a analizarse que Bogotá y Cali debían tener Metro y se hizo un estudio sobre el inmenso atraso que había en nuestras principales ciudades en materia de transporte público masivo de pasajeros. En 2000 se inauguró, con pompa y despliegue periodístico, Transmilenio en Bogotá.

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